Es un servicio exclusivo para viajeros de la clase de negocios de Iberia de largo recorrido. Es que más de ocho horas de vuelo es mucho (díselo a los de clase turista) y por eso el chef ha ideado un menú pensado en ofrecer el mejor servicio. Sirve un almuerzo o cena, equiparable a un restaurante de primer nivel, con un segundo servicio de merienda o desayuno, además de aperitivos, quesos y vinos de las mejores bodegas del país. Los platos tienen un marcado sabor español con ingredientes típicos el cordero guisado, el mamitaco o los quesos de la tierra. El gazpacho en verano y las sopas calientes en invierno son un clásico, al igual que los postres y tartas del prestigioso repostero Paco Torreblanca.
Imperdible para paladares de altura: de primero, ensalada de perdiz escabechada al aroma de vinagre de Jerez; de segundo, solomillo de cebón a la parrilla con salsa de vino tinto y trufa negra con gratén de patata y queso manchego. Para rematar, pastel de café y caramelo y una taza de café colombiano.
Visto lo visto, creo que nunca voy a probar tales manjares celestiales, pero al menos lo haré en la tierra.
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