Es que, al tratarse de refugiadas, estas familias no pueden trabajar ni cuentan con tierras propias para cultivar y, así, la venta de artesanías y las entradas que los viajeros pagan para verlos en su aldea y tomarles fotografías son el único dinero con el que la tribu cuenta.
La lucha por ese derecho se debe a que, meses atrás, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Refugiado (ACNUR) recomendó a los turistas que no se acerquen, ni visiten, ni paguen entradas en los poblados de los padaung que se alzan en Tailandia, dado que los consideran unos verdaderos "zoológicos humanos". Zoológicos que atraen por la particularidad de estas mujeres que mantienen la costumbre de alargar el cuello con anillos de cobre.
Una costumbre que posee una finalidad estética y de identidad cultural. Una costumbre con un proceso largo y doloroso en la que las mujeres llegan a alargar su cuello hasta 30 centímetros con la colocación de 32 aros, que pueden llegar a tener un peso de hasta cinco kilos.
De este modo, la tribu que fue perseguida por el Ejército en su país de origen, hoy busca sobrevivir gracias a los ingresos que el turismo genera. Poco dinero que, para ellos, significa su única fortuna ya que las entradas a los poblados van entre los 5,4 y 10,8 euros y se reparten entre los líderes de la tribu, los operadores turísticos y las "mujeres jirafa" que pueden llegar a ganar, mensualmente, alrededor de 62 euros.
Vía | Finanzas.com Foto | Flickr de Carlos Adampol En diario del Viajero | Tailandia