Un senador australiano llamado Aiden Ridgeway, presidente de la Agencia Australiana de Turismo Indígena, pretende obtener de su gobierno el permiso para poner en marcha una curiosa atracción turística: que los viajeros puedan pasar hasta dos semanas viviendo en comunidades aborígenes.
No se que les parecerá a estas comunidades aborígenes que de repente les metan en su casa huéspedes que, en muchas ocasiones pensarán estar pasando unos días en una especie de parque temático. Porque no nos engañemos, quienes se apunten a ello no serán viajeros solitarios, de esos de toda la vida, que hemos visto conviviendo con tribus africanas o cruzando Asia en bicicleta. Serán adinerados turistas deseosos de experimentar algo nuevo, pero sin riesgos eh, no vaya a ser que no haya duchas, y que la agencia de viajes se haga responsable por supuesto, si algo sale mal.
¿Qué clase de turismo sería este? ¿Que os parece a vosotros?
Vía | ABC