El Museo de la comida repugnante en Suecia: no apto para estómagos delicados

El sentido del gusto es universal pero las preferencias alimentarias son fruto de una serie de factores fisiológicos, sociales y culturales, por lo que en este museo seguro que más de uno encuentra alguno de sus manjares favoritos, por más que a la mayoría nos parezca repulsivo. El próximo 29 de octubre abre en Malmö, Suecia, el Disgusting Food Museum, el Museo de la comida repugnante. Solo apto para estómagos resistentes.

Comidas curiosas, comidas exóticas, comidas desagradables... según quien las mire. El caso es que en este museo (por cierto, temporal, date prisa si quieres "saborearlo") encontraremos hasta 80 platos y alimentos diferentes, muchos de los cuales jamás clasificaríamos como comestibles.

Quedan pocas semanas para que este museo abra sus puertas en la ciudad sueca, donde se exhibirán algunos de los platos más desagradables que se consumen en el mundo. Muchos de ellos, en recipientes herméticos debido al mal olor (¿o para algunos será bueno?) que desprenden esos alimentos.

Estos son algunos de los "manjares" que se exhiben en el Museo de la comida repugnante en Malmö. ¿Cuál te atreverías a probar?

  • El pene de toro.
  • El hákarl, tiburón fermentado de Islandia.
  • El casu marzu, queso infectado de gusanos de Cerdeña.
  • Surstömming, el arenque del mar Báltico fermentado, que es consumido en Suecia.
  • El cuy o cobayas tostadas del Perú.
  • Dulces hechos con productos químicos de limpieza de metales
  • El durián de Tailandia, la fruta más apestosa del mundo.
  • Los huevos milenarios (o centenarios) chinos.

He dejado este alimento para el final porque hace poco tiempo tuve la oportunidad de experimentar las diferencias culturales con los huevos centenarios, que son entre negros, gelatinosos y anaranjados, en una especie de "reto".

Una amiga china lo trajo como un manjar (siempre lo ha comido y así es en su casa), difícil de conseguir en España, pero tan solo su olor produjo aversión a todos los que no lo habíamos comido nunca y quien se atrevió a catarlo (algún trocito de menos de un centímetro) hizo esfuerzos para no vomitar. Por supuesto, Chen se lo comió encantada.

El creador del Museo de la comida repugnante asegura que es un museo interactivo, lo cual no sé si en este caso atraerá a los visitantes o alguno se sentirá repelido: "Si tienes un tiburón podrido en la cara, desearías no haber nacido".

Si a pesar de todo te atreves a visitar el Museo de la comida repugnante en Malmö, has de saber que está previsto que cierre el 27 de enero de 2019, ya que supone un alto coste al tener que reponer la mayoría de alimentos, considerados delicatessen, cada dos días. La entrada general cuesta unos 17'70 euros al cambio. ¿Incluirá alguna pequeña cata para los más atrevidos?

Sitio Oficial | Disgusting Food Museum
Vía | El Mundo

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