Entre otros muchos atractivos de Asturias, hace unos días he conocido el Museo de anclas Philippe Cousteau en Salinas, perteneciente al concejo asturiano de Castrillón. Este Museo es una exposición de Anclas y Velas, situado en la península de La Peñona, en un extremo de la playa de Salinas, muy cerca del túnel de Arnao.
Este museo fue promovido por la Cofradía de la buena mesa de la mar y además de las diferentes Anclas y sus explicaciones, tiene unas esculturas de acero llamadas Velas, que sustituyeron a las creadas originalmente en vídrio, que fueron destruidas por vandalismo.
Su autor Lucio Marcos Pernia, muestra en estos paneles distintos motivos marinos y náuticos que dan la nota de color a las anclas expuestas a lo largo del paseo, que desemboca en una escultura o busto de Philippe Cousteau, obra de Vicente Menéndez-Santarúa Prendes.
Además, a lo largo del paseo por la península donde se ubica el Museo hay otras muchas obras como un mural cerámico -obra de Ramón Rodríguez junto a la Escuela Municipal de Cerámica de Avilés- y una rosa de los vientos.
El Museo de las Anclas de Salinas se construyó en homenaje a la memoria de Philippe Cousteau, hijo del popular y televisivo Jacques-Yves Cousteau, que perdió a su hijo en 1979 cuando solamente tenía la edad de 38 años.
El hijo del Comandante Cousteau perdió la vida trágicamente muy joven en un terrible accidente, cuando el hidroavión que pilotaba sufrió un fallo que motivo que se estrellase en la parte portuguesa del Río Tajo, cerca de Lisboa.
Lo más llamativo del Museo es su situación, al aire libre en la playa de Salinas, que invita a acercarse a recorrer las distintas obras, y acercarse al mirador para contemplar la panorámica de la escultura de Philippe Cousteau, sintiendo el viento en el rostro durante el recorrido.
La gran escultura de Philippe Cousteau es obra de Vicente Menéndez-Santarúa Prendes, el mismo autor de la escultura de Woody Allen en Oviedo, y solo por ver la expresión del malogrado buceador ya está justificada la visita.
Además, el Museo de las Anclas, exhibe anclas de distintas épocas de nuestra historia, bien porque fueron parte de importantes buques, -incluso algunas con trascendencia histórica-, otras que sobrevivieron a tragedias marinas y otras que completan la exposición.
Por si fuera poco, las vistas desde el mirador o casi desde cualquier punto del espacio que ocupa el Museo de las Anclas, son magníficas por lo que una visita a este Museo prácticamente desde cualquier punto de Asturias, resulta una escapada ideal. Si añadimos que en la playa podéis comer en uno de los mejores restaurantes asturianos, el Real Balneario de Salinas, el plan resulta perfecto y completo.