Después de Michael Jackson, Elvis Presley es el segundo cantante más rico del cementerio. Por eso, y porque quizá rezumaba extravagancia por todos sus poros, la tumba de Elvis tiene, desde 2006, la categoría de Monumento Histórico Nacional (bueno, en realidad el monumento histórico es Graceland, la mansión de Elvis, pero su tumba está en el jardín).
Si queréis visitar la hiperbólica Graceland (y la tumba de Elvis) deberéis viajar hasta Memphis, Tennessee, Estados Unidos. Id con cuidado con las colas: Graceland la visitan 600.000 turistas al año.
En Graceland hay un día al año muy especial: la noche del 16 al 17 de agosto, en que se celebra la vigilia por Elvis Presley tal que si fuera la Inmaculada Concepción. La tradición se impuso desde el mismo día de su muerte, en 1977, cuando setenta y cinco mil personas permanecieron en los alrededores de la casa durante los tres días previos a los funerales.
Elvis compró la casa en marzo de 1957 como regalo a sus padres, convirtiéndola en su residencia habitual. La mansión fue adquirida al Dr. Thomas y Ruth Moore, que le otorgaron el nombre de Graceland en honor a su hija Grace.
El icono más famoso de la finca es la puerta de entrada, en forma de un libro de partituras, con notas musicales de colores.
La mansión está construida de piedra caliza color canela y un total de veintitrés habitaciones, incluyendo ocho dormitorios y cuartos de baño.
En febrero de 2006, el presidente CKX Bob Sillerman anunció planes para convertir Graceland en un destino turístico internacional a la par de los parques temáticos de Disney o Universal.
Fotos | Wikimedia