En otras oportunidades hablamos de la ciudad de Nueva York como un destino mutante, en constante cambio y renovación. Es ademas, un lugar donde todo es posible, en el cual cada uno puede encontrar su pequeño espacio personal, o explorar los ajenos.
Y justamente en ello nos concentramos hoy. Un espacio personal ganado a fuerza de personalidad y osadía, que se ofrece a los demás.
En la gran ciudad de las compras, el arte, el espectáculo y los museos, un artista multifacético como Joseph Arthur tiene su museo personal: el MOMAR, o Museum of Modern Arthur.
Allí, en el corazón de Brooklyn, se respira un aire creativo y (según su propio ideario) "la vida es fiesta". Sus vibrantes pinturas, llenas de color y energía, acompañan a su música. Arthur es un creador completo y un hábil comerciante, porque ha encontrado un soporte personal para dar a conocer su obra, y venderla directamente.
En la foto, una obra suya "Sin título", técnica mixta sobre papel.
Allí presenta sus discos (sí, vinilos también), es su propio marchant y, para placer de los visitanes, nos regala cada viernes con performances personales. Que un día pinta, que otro canta o hace las dos cosas. Un sitio interesante para pasarlo bien en Nueva York.
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