Una de las experiencias más increíbles que se pueden tener en la India es navegar por su río más sagrado, por eso os vamos a dar unos cuantos consejos para contratar una travesía por el Ganges en Varanasi.
Cuándo
Empezaremos por la hora. Yo os recomiendo al menos dos trayectos, uno bien temprano (sobre las 5:30 de la mañana) y uno otro por la tarde para poder contemplar una ceremonia aarti en Benarés.
La ventaja del madrugón es ver la salida del sol y cómo va iluminando con sus primeros rayos los ghats. El río no está muy transitado a esas horas, aunque ya hay gente purificándose. Por la tarde está abarrotado de embarcaciones, pero merece la pena ver la ceremonia aarti desde las aguas del Ganges.
Precios
El alquiler de un barco de cuatro plazas cuesta entre 50 y 100 INR (0,8 y 1,6 euros) por hora, aunque os intentarán pedir de entrada hasta 5 veces más.
Vuestras habilidades con el regateo fijarán el precio final. Se negocia directamente con el barquero, siempre con respeto, pero con firmeza.
Recorridos
La mayoría de los barcos parten del Dasaswamedh Gath en dirección sur. El recorrido suele durar una hora y se detiene en el Harishchandra ghat para volver al punto de partida.
Hay un recorrido de dos horas que sale desde el Assi Ghat y termina también en el Harishchandra.
Vida y muerte
Como sabéis el Ganges y Benarés es el lugar donde muchos hindúes van a morir para que termine el ciclo de las reencarnaciones. Eso provocará que casi seguro os topéis con alguna cremación durante vuestra travesía.
Para los hindúes la muerte es aceptada con más naturalidad que para los occidentales, por eso, os aconsejo que vayáis mentalizados para ver una cremación, o algún cadáver listo para comenzar el proceso. Hay gente a la que le puede impresionar.
Estos son unos sencillos consejos para contratar una travesía por el Ganges en Varanasi. Para mí ha sido una de las experiencias más increíbles de mis viajes, espero que tengáis la suerte de disfrutarla.
Imagen | Lyle Vincent
En Diario del viajero | El Bharat Mata Temple de Varanasi, Varanasi: Un shock cultural