Una de las catedrales más bonitas que he visto en mi vida es la de Chartres, la cuál es famosa por sus incomparables vidrieras. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1979, esta edificación religiosa dedicada a la Virgen María fue construída en el siglo XI, pero por culpa de un incendio lo que vemos ahora es el resultado de la reconstrucción del siglo XIII.
La Catedral de Chartres combina de forma deliciosa los estilos románico y gótico, como muestra la diferencia entre las dos torres de su fachada. Se la reconoce como un punto clave en el desarrollo del estilo gótico que influiría después a la construcción de otras obras como la Catedral de Reims.
Pero como decíamos, la principal atracción de la Catedral de Chartres es el conjunto de 172 vidrieras que decoran las paredes del edificio dotándole de ligereza y luminosidad. A través de ellas podremos ver diferentes escenas bíblicas, que se leen de abajo a arriba.
Siempre me han gustado las catedrales góticas por su majestuosidad, y aquí Chartres no se queda corta. Sin embargo, la cantidad de luz y de color que entra por las vidrieras hace que no tenga el aspecto de edificio pesado, sino que parezca que está casi levitando. La verdad es que pasear por dentro de la catedral es un placer visual.
También hay que reseñar que el edificio está decorado con un conjunto escultórico muy bueno, destacando la cripta del siglo XI y el Pórtico Norte.
Chartres es una ciudad situada a unos 80 kilómetros de París que bien merece la pena una visita de un día, ya no sólo por la catedral, sino también para dar un paseo por sus callejuelas, la plaza principal o el recorrido del río Eure.
Fotos | Allie_Caulfield, Steve Cad
Enlace | Chartres
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