Hoy nos toca viajar a la pequeña localidad de Amberg, en Alemania. En esta ciudad, a 130 kilómetros de Múnich, se encuentra el Eh'hausl hotel, que ostenta desde el año 2008 el récord Guinness al hotel más pequeño del mundo.
Logró este récord gracias a sus, escasos, 53 metros cuadrados. El hotel está "embutido" entre dos edificios, y en su fachada tiene sólo una puerta y dos ventanas. Dentro, dos habitaciones que acogen, a duras penas, a dos personas.
Pequeño, pero completo... y caro. Las habitaciones tienen de todo: televisión, hilo musica, sofá, chiminea y hasta una bañera hidromasaje. Todo, claro, perfectamente encajado.
Y caro, porque pasar una noche aquí suele costar 240 euros por noche y pareja con el desayuno incluído. Demanda hay, y mucha.
Porque estamos hablando de un hotel que no sólo tiene un récord, sino que, además, tiene historia. Antiguamente, en Amberg, una ley obligaba a las parejas que querían casarse a tener una casa donde celebrar la boda.
Aprovechando esta ley, nació este hotel, que en realidad, durante muchos años, fue una casa de bodas.
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