"El invierno en Lisboa", la novela de Antonio Muñoz Molina, dejó grabadas en mi memoria las primeras impresiones de la ciudad. Fue mi primer contacto con Lisboa, aquel que despertó en mí las ganas de conocerla y descubrirla con mis propios ojos. Como no podía ser de otro modo, sucedió en invierno.
Un invierno en Lisboa, la Navidad en Lisboa, unos días de lluvia y sol, cálidos e intensos, que superan las expectativas que me pudiera haber hecho de la ciudad y que no defraudaron sino por lo cortos que se hicieron.
En la novela, Lisboa no sólo es la canción que suena en la memoria del protagonista, es ella misma protagonista de encuentros y desencuentros, persecuciones y pérdidas, intrigas y desencantos. Una ciudad frenética o dormida, y es que podemos decir que Lisboa, también en la realidad, tiene mil caras diferentes.
Os dejo con la visión de "El invierno en Lisboa" que comprobé desde lo alto de sus colinas, desde las escalinatas, desde los tranvías, junto al río, paseando en la oscuridad y en la bruma de una ciudad encantadora y genuina:
Él pudo componer la canción sin haber estado nunca en Lisboa: la ciudad existía antes de que él la visitara igual que ahora existe para mí, rosada y ocre al mediodía, levemente nublada contra el resplandor del mar, perfumada por las sílabas de su nombre como de aliento oscuro, Lisboa...
La canción daba forma a una ciudad desconocida, del mismo modo que hizo la novela en mí. Por eso, cuando estaba a punto de llegar a Lisboa, sentí algo similar a lo que le sucedió al protagonista:
En el vestíbulo del aeropuerto, cuando vio "Lisboa" escrito con letras luminosas en el panel donde se anunciaban los vuelos, recordó lo que esa palabra había significado para él, tanto tiempo atrás, en otra vida, y supo que todas las ciudades donde había vivido... eran los dilatados episodios de un viaje que tal vez ahora iba a concluir: tato tiempo esperando y huyendo y al cabo de dos horas llegaría a Lisboa.
Con esas mismas ganas y esa sensación de acercarme a lo ya conocido pero igualmente deseado llegué a la ciudad.
Unos días de invierno en Lisboa que se convirtieron en pocos para conocerla por completo, pero suficientes para ir Descubriendo Lisboa, que formará parte de nuestras páginas en las siguientes semanas.
Foto | Eva Paris En Diario del viajero | Descubriendo Lisboa