San Pietro in Montorio es un pequeño templo construido por el arquitecto Donato Bramante a principios del siglo XVI por encargo de los Reyes Católicos. Este tempietto se halla dentro del monasterio de San Pedro en el Gianicolo, una colina ubicada en el Trastevere romano. Desde allí arriba se tiene una vista espectacular de Roma.
Esta construcción se levantó justamente donde, según la tradición, crucificaron a San Pedro. De hecho, bajo el edificio, los visitantes pueden ver una cripta sobre el hoyo en el cual se alzó la cruz en la que el santo fue martirizado.
Sin duda, este lugar tiene rasgos muy particulares. El primero de ellos sea quizás que, a pesar de su reducido tamaño (5 metros de diámetro interior y 10 metros de diámetro total), crea en quien lo mira una sensación de impresionante monumentalidad. Su planta es circular y se alza sobre unos escalones que le proporcionan una cierta perspectiva.
Si observamos las fotos, algo que también llama especialmente la atención es que se levanta en el medio del claustro del convento de San Pedro, a muy poca distancia de sus columnas.
Su equilibrio y armonía, que refleja claramente el espíritu renacentista, hizo que sus contemporáneos la consideraran una obra perfecta.
Si están por Roma y tienen la oportunidad, no dejen de visitar el Tempietto de San Pietro in Montorio. Más allá de su valor arquitectónico, subir la colina por el famoso barrio del Trastevere y llegar hasta aquí es una buena experiencia porque las vistas son maravillosas. Todas las cúpulas romanas a nuestros pies.
Y, para completar el paseo, lo ideal es bajar por el parque del Gianicolo, uno de los más altos y bonitos de Roma. Así, estaremos yendo justamente hasta el Vaticano, en un paseo que a pie puede durar alrededor de media hora pero que se puede disfrutar mucho.
Desde San Pietro in Montorio, un templo minúsculo, hasta la Basílica de San Pedro en el Vaticano, la segunda construcción religiosa más grande del mundo.
Foto | Flickr de giurrero En Diario del Viajero | Roma (I) En Diario del Viajero | Roma (II) En Diario del Viajero | La Capilla Sixtina: una herramienta para saber más