Se encuentra situado en el famoso barrio rojo de la ciudad donde, entre las chicas que se muestran en los escaparates aparece el edificio del museo, del que muchos turistas ni siquiera se percatan.
Está dedicado a la historia del catolicismo en la ciudad (vale, un momento, os aseguro que merece la pena seguir leyendo), y por tanto en él podemos encontrar esculturas, cuadros, joyas, etc. de entre los siglo XVII y XIX.
Pero lo que realmente sorprende al visitante es que el museo guarda una iglesia (completa, con galerías, altar y toda la parafernalia católica) en el ático del edificio. Claro, por eso está advocada a Nuestro Señor del Ático. La iglesia data de la época de la reforma protestante, cuando los católicos tenían prohibido celebrar culto en Holanda.
Así que los católicos de Amsterdam, en vez de esconder sus creencias en el subsuelo de la ciudad, como hicieron en la Roma imperial, construyeron todo un templo donde nadie pudiera encontrarlo: el ático de una casa.
El caso es que la iglesia sigue funcionando hoy en día como tal, mientras que es visitable junto con el resto del museo.
Si quereis hacer una visita se encuentra situado en la calle Oudezijds Voorburgwal número 40, a unos cinco minutos de la Estación Central, y cuesta sólo 7 euros.
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