Antes de llegar a los Jardines Upper Barracca en nuestro paseo por la ciudad nos detenemos en Lower Barracca Gardens, un pequeño jardín con vistas al Gran Puerto de La Valletta, Malta.
Tanto desde aquí como desde los jardines "más altos" obtenemos una excelente panorámica del Puerto, con los cruceros que llegan para disfrutar de la isla, y enfrente las llamadas “Tres Ciudades”: Cospicua, Senglea y Vittoriosa.
Antes eran jardines privados, hoy abiertos a todo aquel que quiera recorrerlos y asomarse al mar. Hay un templete dedicado al almirante Alexander Ball, una figura importante en los eventos diplomáticos y militares que llevaron a Malta bajo el dominio británico, posiblemente, el líder británico más querido por la población maltesa.
El monumento neoclásico en su memoria fue construido en 1810 y restaurado en 1884, y sigue siendo un testimonio de amor y respeto de los malteses a Ball.
Paseamos bajo los arcos del mirador y contemplamos la impresionante escultura de bronce de Eneas, el personaje de la mitología griega, héroe de la Guerra de Troya que es un símbolo de la diversidad cultural, la aventura, la perseverancia, el coraje. ¿Hay un mejor guardián del Puerto?
Una fuente también adorna el parque y finalmente nos sentamos en alguno de los bancos que nos dejan contemplar un paisaje espectacular, con el Fuerte de Sant Elmo enfrente, convirtiéndonos también en atalayas.
Desde aquí, salvando el mar, observamos a lo lejos la Torre de vigía en los Jardines Safe Haven de Senglea, pero en primer plano, a pocos metros, tenemos otro lugar interesante que no nos resistimos a recorrer.
Se trata de un monumento conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial, con una gran campana construida en memoria a los caídos entre 1940 y 1943. Esta campana fue construida en 1992 por iniciativa de la Asociación de la Cruz de San Jorge e imaginamos que, cuando suene, retumbará en buena parte de la ciudad.
Es el Memorial al Asedio de Malta o Memorial de la Segunda Guerra Mundial, diseñado por Michael Sandle, que también elaboró la gran escultura al soldado desconocido que yace como si estuviera sobre una sepultura.
No te prives de recorrer todo el lugar, de subir y bajar escaleras, de asomarte a las esculturas y a los balcones al mar. La cámara no deja de funcionar aunque también la dejaremos de lado para que no se interponga entre nosotros y la puesta de sol.
Aún recuerdo el atardecer desde estos miradores excepcionales sobre el puerto de La Valletta en Malta, los Jardines Lower Barracca y el Memorial al Asedio de Malta. Aún me esperarían otros atardeceres inolvidables, pero el viaje a Malta tan solo acababa de comenzar.
Fotos | Eva Paris
En Diario del viajero | Malta y sus coloridos barcos típicos, La "Iglesia Redonda" de Xewkija en Gozo, Malta