Con 186 años de historia, esta pastelería portuguesa puede presumir de ser una de las más emblemáticas de la capital y templo para los aficionados a la repostería. La Confeitaria Nacional es una parada obligada en Lisboa para los golosos, un establecimiento emblemático para degustar algunos de los mejores dulces de la zona.
Podemos parar en la Confeitaria Nacional si nos acercamos a la céntrica plaza Figueira (esquina con Rua dos Correeiros), donde desde 1829 ha elaborado sus postres hasta llegar a ser, en la actualidad, una pastelería y cafetería muy concurrida.
Fundada en 1829 (incluso unos años antes que otra pastelería mítica en Lisboa, la Confeitaria de Belém con sus famosos pastelitos), es la más antigua confitería de Lisboa y ha sido dirigida a lo largo de seis generaciones de la familia del fundador, Balthazar Roiz Castanheiro.
Muchas de sus recetas son de hace más de 180 años y tanta historia se aprecia no solo en sus sabores, también en las paredes de este establecimiento, con sus vitrinas de maderas nobles, las lámparas de lágrimas, las paredes de papel pintado y los carteles que nos trasladan a otros tiempos.
Echar un vistazo a sus escaparates nos hace la boca agua y no podemos resistirnos a entrar y probar alguna de sus especialidades: los pastelillos de nata (¿superarán a los de Belém u Oporto?), el "bolo rey", la tarta de almendra, la tarta Sao Marcos, los "coelhinhos"... También han sido famosas sus frutas cristalizadas y compotas de fruta.
La pastelería de la capital abasteció a la casa real portuguesa y ha sido galardonada en varias ocasiones por la calidad y originalidad de sus recetas. ¿Cómo nos íbamos a ir de Lisboa sin probar los mejores dulces en la Confeitaria Nacional?
Sitio Oficial | Confeitaria Nacional
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