En París, concretamente en el 171 del bulevard de Montparnasse, encontramos un café que reúne lo mejor de todos los mundos artísticos e intelectuales de la época: La Closerie des Lilas.
Aquí, Marcel Duchamp aportó sus desvaríos sobre arte moderno (¿alguien recuerda su escultura consistente en un urinario?), experimentando con el dadaísmo, el surrealismo, el cubismo y el postimpresionismo. El poeta maldito Baudelaire escribió algunos de los versos que más epatarían a la burguesía. Verlaine y Gautier acudían a tertulias.
Lenin jugaba al ajedrez contra Paul Fort. Incluso Scott Fitzgerald hizo leer a Hemingway el manuscrito de El gran Gatsby, como una protobroma de lo que luego sería uno de los gags más criticados de Andy Kaufman (¿habéis visto la película Man on the Moon?). Apollinaire en 1911 escribió“ A la Closerie des Lilas le cafetier des peintres et des poètes offrit le champagne en l’honneur de Paul Verlaine”.
Tal y como lo describe Gregorio Ugidos en su libro Chiripas de la historia:
Originariamente este café de tres plantas era una guinguette, una bodega, instalada en un criadero de lilas. En el cercano baile Bullier se encanallaba la burguesía junto a artistas lampantes, bailarinas fascinantes y anónimos extravagantes. Cuando estalló la guerra ese avispero cruzó el charco y recaló en Nueva York.
La sección llamada "brasserie" un plato estrella: el "steak Hemingway" flambeado al whisky.
Sitio Oficial | Closerie des Lilas Fotos | Wikimedia