Estación de Sirkeci (Estambul), la última parada del Orient Express

En el lado europeo de Estambul, en concreto en la zona de Eminönü, se halla un edificio singular: la Estación de Sirkeci. Sus orígenes se sitúan a finales del siglo XIX, cuando el sultán Abdülaziz permitió extender el ferrocarril a lo largo de la costa del Mármara, hasta llegar al centro comercial de la que entonces era capital del Imperio Otomano.

El edificio principal se inauguró en 1890 y fue construido por un arquitecto prusiano, con un estilo arquitectónico 'orientalista'. Esta inauguración coincidió con la prolongación del mítico Orient Express hasta Estambul.

París, Estrasburgo, Karlsruhe, Stuttgart, Ulm, Múnich, Viena, Budapest, Bucarest, Varna... 80 horas para 3094 kilómetros, los de un tren mítico cuyo primer servicio fue despedido de París con los acordes de la Marcha Turca de Mozart.

En el edificio de Sirkeci se encuentra un singular restaurante, llamado precisamente Orient Express, que fue punto de encuentro de viajeros, periodistas y aventureros a partir de los años 50, cuando Occidente comenzaba a redescubrir la grandeza de Estambul.

El edificio de Sirkeci, que conserva su encanto original, se encuentra en el corazón turístico de Estambul. Eminönü es un hervidero de locales y forasteros que pasean por las innumerables tiendas, talleres artesanales, librerías y restaurantes tradicionales de la zona.

Como se aprecia en la imagen de la cabecera, los Mevlevi o 'derviches giradores' actúan ocasionalmente dentro de la estación. Aunque esta muestra del folklore fue prohibida por el occidentalizador Atatürk, en los años 1950 se recuperó como atracción turística.

El trajín de la zona no es de extrañar, ya que además de la estación de tren internacional, el área se encuentra junto a los grandes iconos de Estambul: la Mezquita Azul, Santa Sofía y el Palacio de Topkapı.

A parte de los trenes regionales que cubren la pequeña fracción europea de Turquía, desde Sirkeci parte un expreso diario que conecta con Salónica (desde donde se puede continuar el viaje a Atenas), además del Bósforo Exprés, que conecta con Bucarest y tiene una ramificación hacia Sofia, Belgrado y Budapest.

Aunque el Orient Express ya no llega hasta aquí (su recorrido se reduce a Estrasburgo - Viena desde hace unos años), el romanticismo de llegar en tren a esta legendaria estación y toparse con los alminares de Santa Sofía no tiene nada que ver con los anodinos autobuses o los modernos aeropuertos de Atatürk y Sabiha Gökçen.

Imagen | vshioshvili, Iker Merodio Más información | Turkish State Railways En Diario del Viajero | Estambul: cuál es el mejor momento para viajar

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