En la ciudad belga de Tournai encontramos una de esas torres infaltables en tantos y tantos pueblos europeos con vasta historia medieval. En este caso, las características del campanario de Tournai le ha valido ser declarado Patrimonio de la Humanidad.
Ya sea que se encuentren de pie en solitario (como el de Tournai), o incorporado al edificio del Ayuntamiento (como en Dixmude) o en el tejido del antiguo mercado (como en Ypres), el campanario siempre era una pieza importante del pueblo en aquellos tiempos. La torre que albergaba las campanas era centro de atención de los ciudadanos: desde ella se propagaban las noticias que afectaban a sus vidas desde el punto de vista económico y social.
Hace un tiempo comentamos sobre otra de estar torres emblemáticas que hemos visitado: la Torre Dom, el campanario de la ciudad de Utrecht, en Holanda.
En esas épocas el campanario cumplía también las funciones de atalaya desde donde se podía observar la comarca anunciando la llegada de embajadores o enemigos. La seguridad de los ciudadanos del pueblo dependía en buena medida de la construcción y ubicación de su campanario, así como de la destreza de los hombres encargados de las tareas de vigilancia y operación de las campanas.
En el caso del campanario de Tournai, la tarea de estos hombres está simbolizada en la figura de un dragón: siempre expectante, nunca duerme, siempre vigila y defiende o ataca de acuerdo a las necesidades.
Era tal la importancia del campanario en los pueblos medievales, que tener uno de ellos era privilegio de algunos pueblos que recibían ese derecho por expresa decisión del Señor del lugar. A Tournai, el Rey Felipe Augusto le otorga ese privilegio y por eso sus armas están presentes en el campanario.
En los campanarios tambien solían guardarse los mayores tesoros de los pueblos, asi como sus archivos. En el caso del de Tournai, sirvió de escenario de los tribunales de la época.
A principios del siglo XIII ya había una torre en su lugar: cuadrada, de unos 30 metros de altura ycon espacio para un vigía, tal vez construída sobre la antigua muralla romana. Ya en el 1230 aproximadamente hay datos sobre sus dos campanas. A lo largo de los siglos XIII y XIV sufre modificaciones, creciendo y ganando espacios más aptos para las tareas de vigilancia y para nuevas campanas. Asimismo, sus fachadas se van decorando con símbolos y blasones.
Durante siglos, las campanas de Tournai llamaron por nacimientos, visitas, ataques, bandos y fiestas. Entre sus muros funcionaron tribunales y calabozos (hasta 1825). Hoy, es uno de los puntos más visitados de la ciudad belga y pone a prueba a los visitantes con sus 256 escalones para salvar los 72 metros de altura y llegar a su cima mirador.
Foto | Ines Saraiva y yStehpane Martin
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