Las temperaturas no son las de años atrás. Vemos alargarse la temporada templada, los veranos son más cálidos y secos, los inviernos más cortos. Y la época de nieve se ha acortado bastante.
Hace unos días se comentaba en el diario El País la preocupación de los centros de esquí españoles ante la escasez de nieve y ponían como ejemplo la cancelación de competencias internacionales de la Copa del Mundo de esquí en un destino tan tradicional como Val d'Isere, Francia. La competencia de eslalom femenino que se iba a realizar el próximo día 20 de diciembre en Megeve (Francia) también fue cancelada. El Slalom gigante de snowboard del día 21 en Kranjska Gora (Eslovenia) ha sido anulado.
Ayer se ha publicado un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) donde ya se habla de las repercuciones en las economías regionales que dependen del turismo de invierno a raíz del cambio climático.
El estudio trata específicamente los casos de Francia, Alemania, Austria y Suiza donde acuden cada año unos 60 millones de turistas buscando nieve. Algunas de sus conclusiones dan mucho que pensar:
Si la temperatura europea subiera 1 grado, Alemania perdería el 60% de sus estaciones de invierno. Para Austria la situación es muy preocupante ya que la nieve produce casi el 5% de los ingresos de su economía.
Este invierno, con el mes de noviembre más caluroso de la historia en estos paises, comenzó tarde y con escasa reserva de nieve acumulada por lo que los días esquiables siguen disminuyendo temporada tras temporada.
Los especialistas proponen algunas medidas paliativas, inventos más o menos ingeniosos, algunas "soluciones" con alto grado de carga económica y medioambiental (como la generación de nieve artificial) pero... ¿Quién se atreve a llevarle la contraria a la Naturaleza?
Vía | Cincodias.com