Seguimos con nuestro diario de a bordo de un crucero por el Mediterráneo, con escala hoy en Ajaccio, Córcega. El barco es el Grand Celebration, en su crucero de Semana Santa desde Valencia.
Viernes 22 de abril. Amanece un día nublado, parece que las previsiones meteorológicas se van a cumplir. Si a algo me dio tiempo a hacer antes de contratar a última hora este viaje en crucero, fue el estado de la mar y el tiempo en las distintas ciudades que nos verían desembracar.
Para mí, una de las condiciones para hacer un viaje en crucero es que las previsiones meteorológicas no anuncien temporal, aunque sé que esto podría traerme sorpresas... Pero subirme a un barco sabiendo que hay fuerte marejada es una experiencia que ya he vivido e intentaré no repetir jamás.
La posibilidad de lluvia nos dio un respiro en Marsella, y no se cumplió. Pero en Ajaccio las previsiones de lluvia iban a hacerse realidad, para tristeza de los pasajeros que pensábamos conocer lo que pudiéramos de la ciudad.
Excursiones a Ajaccio
Llegamos a Ajaccio hacia las 9 de la mañana, esta escala también es de medio día, hacia las 14'30 debemos estar de vuelta en el barco. Ya os comentaba lo caras que son las excursiones a bordo, de modo que sólo cogeríamos la de Marsella. Aquí nos desenvolveríamos a nuestro aire.
Ajaccio es la capital y mayor ciudad de la isla y la región de Córcega, un lugar con historia vinculada necesariamente a Napoleón Bonaparte, que nació aquí en 1769.
El barco atraca junto a la ciudad, no se tarda más de cinco minutos en llegar andando al centro. No obstante, algunos pasajeros escogieron algunas de las excursiones que ofrecía Iberocruceros:
Parque de las Tortugas y Ajaccio. Se sale del puerto en autobús hacia el famoso parque de tortugas (40 minutos), internándose en la campiña corsa. En el parque se disfrutará durante una hora de las 130 especies de tortugas. Después se regresa a la ciudad de Ajaccio y se recorren sus puntos más singulares. Esta excursión cuesta 53 euros para adultos y 26'50 para los niños.
Panorámica de Ajaccio y degustación. Tras conocer algunos puntos de la ciudad se recorre en autobús a lo largo de la costa pasando por la "aldea cementerio" en dirección a las Islas Sanguinarias, cuya torre genovesa guardaba la entrada del Golfo de Ajaccio. Después de una parada para degustar las especialidades corsas, se regresa a la ciudad para conocer a pie otros lugares de interés. La excursión cuesta 46 euros para los adultos y 23 euros para niños a partir de tres años.
Prunelli y degustación. Se sale en autobús de Ajaccio, bordeando la playa de arena antes de cruzar el río Prunelli, con vistas del golfo y del valle de Prunelli antes de alcanzar el monte Zipitoli y una vista panorámica sobre el lago artificial Tolla, el paso de Mercujo, el valle, la pequeña villa de Ocana, Bastelicaccia... Se podrá disfrutar de un típico “Spuntino” corso, una degustación de especialidades de la zona y una copa de vino. La excursión cuesta 49 euros para los adultos y 24'50 para los niños a partir de tres años.
Yo os aconsejo, si no tenéis mucho presupuesto, moveros por vuestro aire por la ciudad, que es bastante pequeña. Conocer sus rincones más emblemáticos, pasear por su mercado, subir al trenecillo turístico y, por ejemplo, parar en la Casa Bonaparte, nos llevará el tiempo suficiente para volver al barco con la sensación de haberse llevado una imagen bastante completa de la ciudad.
Eso sí, no impedirá que deseemos conocer más de Córcega, con muchos rincones interesantes a lo largo y ancho de la isla. Lo dejaremos para otra ocasión...
Actividades a bordo del barco
Como tenemos toda la tarde libre sobre el barco, incluso hemos regresado antes debido a la intensa lluvia, intento colarme en alguna de las actividades propuestas a bordo del Grand Celebration.
Hoy se puede visitar la cocina, pero hay plazas limitadas y parece que mucha gente ha pensado hacer lo mismo que yo. Me hubiera gustado mucho ver las entrañas de esas cocinas que logran sacar los menús de la cena siempre a punto, para tantas personas.
Pero la cita más importante llegaría después, sobre las 19 horas, con el Cóctel de gala. Una actividad que tiene más glamour en el nombre que otra cosa y que merece una entrada aparte para contaros mis impresiones. En resumen, allí conoceríamos (de lejos) al capitán del buque y a buena parte del personal responsable de que todo funcione más o menos bien.
La cena de hoy también es especial, y el menú tiene algunas particularidades, aunque en general es difícil superar lo que ya hemos probado en las cenas anteriores. De modo que disfrutamos de nuevo de la gastronomía. Si algo no me gustó, es el "paseíllo" que hicieron los camareros a ritmo de música pachanguera y King África, intentando animar al personal.
No tengo ni idea de si esto es tradicional en todos los viajes en crucero. La excusa era que querían obsequiarnos con un espectáculo divertido, ya que la siguiente noche, la última noche, no se iban a seguir los turnos de cenas ni probablemente ocupar los mismos sitios. No sé si les pagarán lo suficiente para esto, pensé.
El caso es que esta noche tuvimos bastante insistencia por parte de los dos camareros que nos atendían en las cenas en que rellenáramos los cuestionarios que iban a dejar en nuestro camarote a su favor. Pensé que su trabajo en el futuro, o tal vez algunas comisiones en el salario, estaban en juego. La verdad es que no teníamos ninguna queja en cuanto a su atención, pero desgraciadamente no tuvimos oportunidad de rellenar el cuestionario.
Tras la cena de gala, seguimos sin ver el espectáculo, tan sólo unos minutos, y comprobamos que la calidad es notable. Estamos agotados y mañana nos espera Ibiza, en la cuarta jornada de este minicurucero por el Mediterráneo.
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