Oporto es la ciudad más deseada de Europa, y tiene razones para serlo, aunque haya quien no aprecie la llamativa mezcla de decadencia y renovación que se puede vivir en sus calles. Para mí, Oporto es una bella ciudad con encanto para todos los sentidos y a la que me encantaría regresar.
Oporto huele y sabe a dulces, a confitería, a mercado, a vino. Oporto suena a gaviotas y a tranvías. Oporto luce los reflejos de Duero, verde y dorado bajo el sol o gris lluvioso melancólico. Y si tocas Oporto, sientes el contraste entre sus adoquines y sus azulejos, entre las piedras de sus monumentos y el metal de sus puentes.
Podemos sentir Oporto de muchos modos diferentes, podemos vivir su romanticismo, su arte, su historia, sus tradiciones, su gastronomía, su diseño, podemos dejarnos cautivar por su perfil sobre el río, sus calles laberínticas labradas sobre colinas, sus alrededores.
Un poquito de todo ello intentaremos transmitiros en las próximas semanas en nuestro Especial sobre Oporto. ¿Nos acompañáis?
En Diario del viajero | Descubriendo Oporto