En el patrimonio cultural portugués descatan a menudo las obras dedicadas a profesar la fé. Hemos tenido oportunidad de conocer algunos centros de peregrinaje o de profesión de fé como el Convento de Batalha, Fátima y demás, y resultan visitas muy interesantes (más allá de ser o no practicante) por el valor arquitectónico de sus construcciones y el empeño decorativo de los artesanos portugueses.
Un lugar para conocer a nuestro paso por la ciudad de Braga es el Santuario de Bom Jesus.
Ubicado a escasos 5 kilómetros del centro de la ciudad, Bom Jesus es un centro de peregrinaje no tan frecuentado como la célebre Fátima, pero su ubicación, sobre lo alto, nos regala un plus con sus vistas de la ciudad y más allá (como diría Buzz Lightyear).
El paseo nos exigen un poco de estado físico para subir unos cuantos escalones hasta llegar a la cima donde está la iglesia. Pero, sin embargo, los que seamos un poco vagos a la hora de encarar la escalinata, o si viajamos con niños, tendremos la recompensa de un viaje en su magnífico funicular a cremallera que salva el elevado desnivel.
Este funicular tiene características que lo hacen muy especial (y que tienen muy bien explicadas aquí). Se trata del funicular por contrapeso de agua más viejo del mundo y está en perfecto funcionamiento.
Una vez en la cima, los jardines son el preludio de la visita a la iglesia del Bom Jesús que nos impacta con su estilo. Leo en la Wikipedia que : "El diseño del Santuario del Bom Jesus, con su naturaleza barroca remarcada por la forma zigzagueante de sus escaleras, ha influido muchos otros lugares de Portugal (como Lamego) y el Brasil colonial, como el Santuario de Congonhas."
El Santuaruio está abierto al público gratuitamente todos los días entre las 07.30 hs y las 20 hs. El viaje en funicular cuesta 1 euro y se toma al pie de la sierra, justo donde llega el autobús que te trae de Braga (hay parking gratuito también).
Si te animas a hacer el camino "oficial" deberás subir las escalinatas que tienen su propia organización. A saber:
En el primer tramo están las capillas dedicadas al Vía Crucis, con esculturas que describen la Pasión de Cristo. A continuación el segundo tramo, está dedicado a los cinco sentidos, cada uno representado por una fuente, para purificar su espíritu. Al final se llega al templo ubicado en la cima de la colina.
Después de la visita a la iglesia (gratuita), disfruta de las vistas desde lo alto. Verás el río Miño y la ciudad de Braga a tus pies. Y entonces podrás bajar en el funicular. Aunque, después de haber confesado mi "vagancia" deducirán que yo hice el camino inverso.
Foto | Gonzalo Alcalde en Picasa Diario del Viajero | Portugal