Como sabéis en Ámsterdam también se encuentra la Heineken Experience, el museo dedicado a una de las cervezas más conocidas del mundo, aunque a mí me va más bien todo lo contrario. Es decir, el buen ambiente y la intimidad de un lugar como Brouwerij’t Ij.
Estuvimos casi toda la tarde para encontrar la cervecería, pero su descubrimiento mereció la pena. Es un lugar bastante pintoresco que se encuentra justo al lado del Molino de Viento de Gooyer, el único que sobrevive de los cinco que funcionaban en la zona de Plantage.
Brouwerij’t Ij es una cervecería muy auténtica y con mucha personalidad. De hecho, está ubicada en unos antiguos baños públicos, que en 1985 se convirtieron en cervecería.
Los dueños del local nos contaron que es la única de la ciudad que fabrica su propia cerveza. Nosotros probamos hasta tres variedades distintas y estaban todas buenísimas, aunque en la carta había muchas más.
Además de la cerveza, en Brouwerij’t Ij también te puedes pedir algo de comer. A nosotros nos sirvieron un riquísimo queso holandés, que casaba de maravilla con una especie de salchicha.
Los dueños también nos contaron que los viernes a las 16:00 horas se puede visitar la trastienda de la cervecería y te muestran la elaboración de sus distintas variedades. Una pena que nosotros fuéramos sábado.
No obstante lo mejor de Brouwerij’t Ij era su ambiente popular y desenfadado. Mesas muy toscas y sencillas donde los holandeses disfrutaban de la cerveza y de una buena conversación.
Me parece que ya ha quedado claro que es un local auténtico, así que si os encontráis por Ámsterdam, os recomiendo que aséis un buen rato degustando una cerveza artesanal en Brouwerij’t Ij.
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