Visitar esta ciudad de la Costa del Sol, donde conviven 142 nacionalidades, es como dar la vuelta al mundo

A nadie le sorprende encontrar extranjeros de vacaciones en la Costa del Sol; es lo habitual desde que allá por los años 60 empezó el boom turístico. Sin embargo, en esta ciudad son muchos los que, pasado el verano, se quedan a disfrutar todo el año.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2022, del total de 83.226 residentes censados, 51.974 son españoles y 31.252 extranjeros. Sin contar los que veranean o pasan temporadas largas, pero no llegan a empadronarse.

Hablamos de Fuengirola, donde el último registro del ayuntamiento sumó 142 nacionalidades distintas. Una diversidad cultural que se refleja en sus calles donde puedes encontrar de todo y de todas partes. La vuelta al mundo concentrada en un típico destino de sol y playa que, de típico, en realidad tiene muy poco.

Un crisol de culturas sin igual

Fuengirola es conocida por albergar la mayor colonia finlandesa fuera de los países nórdicos, con casi 5.000 integrantes. Su centro neurálgico es el barrio de Los Pacos, situado en la zona norte, aunque también tienen negocios instalados en el barrio de Los Boliches, más cerca del mar.

Facebook Cafeteria & Restaurant Kardemumma

El más representantivo es el Centro Finlandia, con sauna, un pequeño supermercado y varios restaurantes. Aunque si quieres probar los auténticos rollos de canela finlandeses, acércate a la Cafeteria & Restaurant Kardemumma. Son muy diferentes a los que preparamos aquí.

Esta comunidad llama mucho la atención, pero en realidad los británicos superan a los finlandeses en número con más de 5.500 empadronados. En tercera posición están los marroquíes, con 2.763 residentes, seguidos de los suecos y los italianos, con 1.973 y 1.478 habitantes respectivamente.

Pero la lista sigue con daneses, ucranianos, noruegos, chinos, argentinos, neerlandeses, franceses, rumanos, paraguayos, colombianos, búlgaros, y un larguísimo etcétera.

Eso hace que en una ciudad relativamente pequeña puedas disfrutar de las mejores pizzas napolitanas, (las de la Pizzeria Matteo Carfora son increíbles) o probar la cocina vietamita más auténtica en Saigon Vietnam.

También destaca la oferta gastronómica de la India, Marruecos y Tailandia, entre muchos otros países, que conviven con bares, restaurantes y chiringuitos autóctonos. Lo mismo puedes irte a comer un cuscús, que unos espetos de sardinas. Desayunar churros (españoles o argentinos) y el tradicional pitufo con aceite, o pasarte al english breakfast con vistas al paseo marítimo.

Hay de todo para elegir y, por lo general, a buen precio, con una parada siempre imprescindible en la Freiduría El Choco. Tiene poco de exótica, pero sus frituras y platos típicos malagueños son de lo mejor de la costa.

Fuengirola: la riqueza de la diversidad

Aunque pueda parecerlo (por mi glotonería), la riqueza multicultural en Fuengirola no se limita a la comida. Contar con gente de tantas procedencias distintas que vive allí los 365 días del año, hace que sea un lugar con mucha vida.

Por ejemplo, todos los sábados en el recinto ferial ponen un rastrillo que no tiene nada que envidiar a El Rastro de Madrid. El de Fuengirola es uno de los más grandes y surtidos de España.

Ayuntamiento de Fuengirola

En este mismo enclave en abril se celebra la Feria de los Pueblos, con desfile, música, trajes regionales, platos y actividades de gran parte de todas las nacionalidades que habitan el municipio.  En julio se festeja la Feria de la Virgen Carmen, y en octubre, la Feria de la Virgen del Rosario, porque además de internacional, no hay que olvidar que estamos en una tierra andaluza y marinera.

En Fuengirola hay restaurantes con espectáculo flamenco, y, a la vez, puedes escuchar a excelentes músicos de rock y pop en directo cualquier día de la semana en el Pogs, un pub irlandés. Tienen una iglesia sueca, una gran mezquita y un castillo de origen musulmán levantado sobre restos romanos y fenicios. Tiendas de ropa inglesa, bazares chinos y un Zoco Al Andalus. La variedad está en todo.

Martin Cuijpers - Unsplash

Cuando te sientas en una terraza escuchas hablar un montón de idiomas, o incluso te puedes encontrar prensa gratuita, en inglés y en finés, en la puerta del hotel. Además de las revistas y periódicos disponibles en los kioscos, procedentes de un montón de países.

Todo esto, unido al buen clima y a los 7 kilómetros de playa para pasear, consigue hasta que te olvides de los edificios setenteros de belleza distraída que abundan por doquier.

Fuengirola no tiene la estética idílica de Mijas, aunque también alberga un mini pueblo blanco (Pueblo López) en su corazón. Aun así, es una ciudad con mucho encanto, que te permite viajar a un sinfín de lugares sin moverte de allí. Un ejemplo de convivencia y pluralidad que vale la pena descubrir.

Portada | Lucia P. - Unsplash

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