En 2020, el Gobierno Balear aprobó un decreto ley que prohibía en Magaluf la publicidad referida al consumo de alcohol, las barras libres, las excursiones etílicas, las happy hours, las ofertas de 2x1 o similares, los dispensadores de alcohol y la venta de bebidas alcohólicas en tiendas entre las 21.30 y las 8.00 horas.
La intención era acabar con el turismo de borrachera, limitando el acceso al alcohol barato por una parte, y por otra, sancionando con multas que pueden llegar hasta los 60.000 euros a aquellos visitantes que tienen la mala costumbre de tirarse por el balcón o cometer otros actos incívicos.
Justo la semana pasada cinco turistas extranjeros fueron multados con el pago de 36.000 € cada uno por hacer balconing y la expulsión inmediata del hotel en el que se alojaban.
Sin embargo, más allá de la anécdota, el Decreto de Turismo de Excesos de las Islas Baleares no ha supuesto grandes mejoras respecto a este problema. Ni siquiera parece haber traído pequeñas mejoras, como se puede observar en el vídeo sobre turismo de excesos, que el viajero y youtuber Álvaro ha subido a su canal, Find Them.
Recorrido nocturno por Magaluf
Las imágenes hablan por sí solas. La principal motivación de los viajeros que llegan a Magaluf es emborracharse, y todo el ambiente que les rodea sigue poniéndoselo lo más fácil posible.
Empezando por los precios, ya que, aunque no puedan anunciarse ofertas, a los turistas británicos les resulta más barato volar a Magaluf y volver al día siguiente, con alcohol incluído, que salir una noche en Reino Unido.
Más allá de la mala imagen que dan de la isla, y las molestias que causan a los vecinos, que no son pocas, estos visitantes, algunos muy jóvenes, protagonizan altercados de todo tipo.
Comas etílicos, peleas, agresiones sexuales, robos… La cantidad de alcohol que ingieren supone un peligro para los demás y para ellos mismos, llegando en algunos casos, como vemos cada verano con el balconing, a perder la vida. Un motivo más que justificado para aplicar medidas urgentes, que de verdad sean efectivas.
Muchos empresarios de Magaluf luchan por cambiar el modelo turístico y transformarse en un destino de calidad, aunque lo tienen muy complicado. Como recoge The Sun, esta localidad se ha convertido en una especie de rito de iniciación para cientos de miles de británicos que, generación tras generación, acuden a pegarse la gran juerga.
Quizá la sensación de que es una zona sin ley no ayuda. Como dice una turista británica a este mismo periódico: "Si hacen cumplir las nuevas reglas, entonces iremos a Grecia y gastaremos nuestro dinero allí". Una declaración que deja claro que, lamentablemente, es muy probable que el turismo de borrachera sea un fenómeno que no tiene solución, pero por lo menos, si se van a otra parte, para los habitantes de Magaluf supondría un respiro.
Portada | James Burke - Flickr