La Puerta de Elvira de Granada

La Puerta de Elvira, también conocida como El Arco de Elvira, es uno de los muchos restos árabes de Granada que podemos encontrar por la ciudad. Se trata de un gran arco de color tierra que en su día fue la puerta de acceso a Granada desde el camino de Medina Elvira (situada por la zona de Sierra Elvira, cerca del actual municipio de Atarfe), a la que le debe su nombre.

Esta enorme construcción data del siglo XI, época de la taifa zirí, aunque realmente de ese periodo sólo se conserva la distribución, siendo lo que vemos producto de la amplia modificación que se produjo en el siglo XIV por los nazaríes. La Puerta de Elvira tuvo gran importancia como puesto militar y aduanero, pues por aquí debían pasar de manera obligada las sedas que entraban en época hispanomusulmana hacia la Alcaicería, el mercado local. Fuera del muro se extendía un enorme cementerio musulmán.

A día de hoy se conserva el gran arco flanqueado por dos torres – que no se aprecian en la parte frontal pero se pueden distinguir si lo miramos desde atrás – todo ello rematado por almenas, así como uno de los estribos laterales y el trazado en recodo de las calle Elvira y Horno de Merced. En el siglo XVII se construyeron una serie de casas adosadas al costado del arco que siguen ahí.

La Puerta de Elvira se encuentra en una plaza muy agradable para pasar las tardes de sol y céntrica, con los Jardines del Triunfo y la Gran Vía a un paso. Pero sobre todo, es el acceso a Calle Elvira, una zona muy típica de Granada llena de bares de tapeo, comida étnica, teterías y tiendas de artesanía árabe. Encontraremos también en Calle Elvira bares de copas y garitos alternativos. Y tenemos también cerca el Albaicín, al que podremos subir por la famosa y empinada Cuesta Alhacaba (aunque los granadinos a los que preguntéis por ella pronunciarán “la cuesta la caba”) que sale del lado izquierdo de la plaza de Puerta Elvira.

Y como podéis ver en la foto, El Arco de Elvira está construído con materiales muy similares a los de La Alhambra que dan a ambos monumentos ese tono rojizo que cuando se refleja el sol de la tarde parece que ardan.

Foto | Álvaro Onieva En Diario del Viajero | El Palacio de los Córdova en Granada

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