El tiempo parece que se detiene cuando nos introducimos en la cueva del Puerto en Calasparra, en la Región de Murcia. Rodeados de columnas, estalactitas, estalagmitas, banderolas, tubiformes, excéntricas... nos sentimos pequeñas motas en la historia al conocer que cien años tarda una de estas formaciones en crecer un centímetro. No es posible que lleven tanto tiempo ahí.
Y sin embargo, el agua ha estado moldeando esas formas mágicas durante millones de años para sorprendernos hoy. La Cueva del Puerto es la cavidad subterránea de mayor recorrido horizontal de Murcia y se encuentra situada al Noroeste de la Región, en la ladera del Monte de Chatres, que forma parte de la sierra del Puerto-Cabeza del Asno, en el término de Calasparra.
A diferencia de otras cuevas de la zona, la del Puerto no parece que estuviera habitada en época prehistórica y su descubrimiento es relativamente reciente. Una pequeña parte se abrió al público en 1995, pero fue entre 2014 y 2015 cuando se habilitaron para la visita los 800 metros de recorrido actuales, con un desnivel de 50 metros de profundidad aproximadamente.
La fisonomía de la cueva del Puerto es debida a un importante acuífero en la zona, por lo que podemos decir que es el trabajo del agua el que, lento y casi silencioso, a través de los siglos, es el responsable de esas características. La presentación audiovisual en la zona de recepción ya nos muestra que la protagonista de la visita será el Agua.
Al introducirnos en la cueva, nos sumergimos en un ambiente a unos 18 grados centígrados y avanzamos rodeados de espeleotemas, formaciones de las cavidades debidas a depósitos minerales, como las conocidas estalactitas y estalagmitas (¿ya sabes cuál es cuál?) y algunas con nombres tan curiosos como "medusas", "garbanzos"...
Por supuesto, con mayor o menor imaginación (y a esto ayuda el estar lejos de la luz del día, sumidos en un ambiente onírico), iremos descubriendo figuras que nos resultan familiares, caprichos de la naturaleza, juegos de sombras y luces para ver desde Alien a Homer Simpson, pasando por un belén y todo tipo de animales.
A lo largo del recorrido hay audiciones que van explicando las características y curiosidades de la cueva, aunque nos quedamos con las explicaciones de la apasionada guía y con el montaje audiovisual que, con el Agua de protagonista, nos sigue descubriendo los secretos de la cavidad.
Las que más llaman nuestra atención en la Cueva del Puerto son las grandes salas de formaciones kársticas, como la Sala Gaudí, la Sala de la Medusa, la Sala de La Gran Cortina, la Sala del Órgano, el Pozo de los deseos, la Sala de los Garbanzos... y comprendemos al agua como una gran artista del tiempo.
Aunque no los vemos en nuestra visita, algunos insectos se han adaptado al medio cavernícola y tienen la cueva por hogar: colémbolos (insectos primitivos sin alas ni ojos), opiliones (arañas de patas largas) y culebras bastardas.
Visita a la Cueva del Puerto
La extensión total de las galerías no se conoce: se han topografiado más de 4300 metros, pero se cree que existen zonas de cueva no descubiertas. Existe un modo de ir más allá del recorrido turístico habitual, para los aficionados a la espeleología. Además, los niños también podrán dar sus primeros pasos en esto de explorar cuevas. Estos son los tres tipos de visitas en la Cueva del Puerto:
Visita turística. Aunque es mucho más extensa, la cueva ha acondicionado un recorrido de cerca de 800 metros para el público (no accesible en silla de ruedas). La duración de la visita guiada es de unos 60-75 minutos.
Espeleoturismo. Los apasionados del mundo de la espeleología podrán explorar zonas fuera de la zona abierta al turismo, en grupos reducidos. Hay que tener cierto conocimiento en técnicas de ascenso y descenso en cuerda, pero en general con un nivel bajo o medio de experiencia se puede realizar y siempre respetando las estructuras. Se puede llegar al punto de mayor profundidad de la gruta, la Gran Diaclasa. La duración de la visita está entre dos y cuatro horas, dependiendo de la ruta realizada.
Espeleo 0. Una mezcla de las dos modalidades anteriores, pensada para los más pequeños de la casa. Los niños se podrán iniciar en el mundo de la espeleología a través de una ruta sencilla y divertida. Además, en la cueva se realizan talleres y actividades para niños, por lo que si viajas en familia consulta la agenda.
El Centro de acogida de la Cueva del Puerto de Calasparra cuenta con cafetería, sala de usos múltiples y conferencias, sala interpretativa, terrazas para actividades y hay un aparcamiento. Las vistas panorámicas desde aquí y desde más arriba, a la salida de la cueva, son excelentes.
Las visitas turísticas generales cuestan 9 euros, los niños de 4 a 12 años pagan entrada de 6 euros (hasta tres años, gratis). Hay descuentos para grupos y escolares. Los fines de semana hay varios pases por la mañana y tarde, de miércoles a viernes hay visitas matutinas aunque se pueden realizar visitas fuera de los horarios previa consulta y reserva.
En nuestra visita a la Cueva del Puerto en Calasparra disfrutamos de ese arte natural moldeado por el agua a través de los siglos, sintiéndonos parte del lienzo en la roca, lejos de la luz del día, entre columnas y estalagmitas. Si logramos un momento de silencio, oiremos esa acción del agua en forma de goteo a nuestro alrededor, tan solo un "tic" del pausado reloj geológico.
Sitio Oficial | Cueva del Puerto, Turismo Calasparra
Fotos | Eva Paris, Roberto Lumbreras en Flickr-CC
Vídeo | Youtube
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