Uno de los últimos viajes que hice antes de la declaración del estado de alarma fue un viaje a la comarca de Debabarrena, en una de cuyas etapas descubrí la fábrica artesana de chocolate en Mendaro. Es curioso como su origen, encierra una historia de amor a primera vista, que trajo a un general francés a vivir en esta población.
La fábrica, con origen en el año 1850, antes incluso de que Mendaro fuera un municipio independiente, puede visitarse y su tienda es una delicia para todos los amantes del chocolate, que trabajan con maestría desde entonces.
Mendaro, ciudad fronteriza
Mendaro es uno de los municipios más jóvenes de Guipúzcoa, ya que su existencia se remonta a 1983, como localidad resultante de la cesión de tres barrios, uno perteneciente a Mutriku y otros dos de Elgoibar y Deba. Los tres barrios de Mendaro son Azpilgoeta en Mutriku, Mendarozábal en Elgóibar y Garagarza perteneciente a Deba.
En la confluencia del río Deba con el Kilimon, se haya Mendaro, en el límite fronterizo entre las tres villas, marcado por los cursos de los ríos. La creación definitiva del municipio de Mendaro se da en 1983 cuando Mutriku cede Azpilgoeta y Elgóibar cedió Garagarza-Mendarozábal.
Los ríos acotan las dimensiones del pequeño pueblo de Mendaro, encajado entre las sierras de Izarraitz y Arno en la provincia de Guipúzkoa, en la zona de Debabarrena. Es posible que el nombre de Mendaro derive de Mendi, -monte- que significa, entre montes.
Qué ver en Mendaro
En este pequeña población guipuzcoana, se elabora uno de los mejores chocolates artesanos de nuestro país y en una visita a la zona, merece la pena detenerse a conocer la fábrica, su molino artesano y probar los chocolates que preparan de la misma forma que cuando fue fundada.
Mendaro cuenta también con un importante patrimonio arquitectónico. Es uno de los pocos pueblos del País Vasco que desde el siglo XV tiene dos parroquias, Nuestra Señora de la Asunción y Nuestra Señora de la Concepción, ambas catalogadas como monumentos histórico-artísticos de Gipuzkoa.
Ademas podéis ver la ermita medieval de Santa Ana, la casa torre de Ospaz y la ermita más antigua de Mendaro, la de la Santísima Trinidad, del año 1105. Pero por lo que yo fui a Mendaro fue para conocer su famosa fábrica de chocolate así que os cuento.
El chocolate de Mendaro
La historia del chocolate de Mendaro va unida a la historia de la familia Saint-Gerons, concretamente al general de la Legión Francesa, Bernardo Saint-Gerons y a una relación de amor con la que fuera su esposa.
El general, que era el tatarabuelo del actual maestro chocolatero, llegó a Guipúzcoa procedente de Francia, durante la primera Guerra Carlista. Allí se enamoró y se instaló en Mendaro, en la misma casa llamada Katekua, donde desde 1850 está la sede de la fábrica de chocolates.
El hijo del general, llamado Juan María, dio el impulso a la fábrica y abrió un obrador en la casona familiar, y desde entonces su chocolate ha sido todo un éxito, aumentando las ventas y el prestigio de esta elaboración, gracias al boca a boca.
Además, si compráis algunas tabletas, -vale la pena la del chocolate a la taza- podéis pedir que os muestren el molino de piedra en el que se amasa el chocolate, consiguiendo la calidad que da fama a este municipio vasco en el mundo del chocolate. En la foto sobre este párrafo podéis verlo en funcionamiento.
Por si sois muy golosos, y no tuvisteis bastante con el recorrido por la antigua fábrica de chocolate de Mendaro, os diré que este municipio guipuzcoano también es famoso por otro producto, los bizcochos que encantaban a la reina Isabel II, a quien se los ofrecía habitualmente su alcalde.
Más información | Chocolates de Mendaro
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