Hay muchas cosas buenas que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en la Costa del Sol. La playa, los chiringuitos, el clima ideal, los pueblos blancos, la vida nocturna, las ferias, los museos, los conciertos, los boquerones… La lista es muy larga, pero todavía se le puede añadir otra faceta no tan conocida: la naturaleza en estado puro.
Para descubrirla solo tienes que subir al teleférico de Benalmádena y dejar que te lleve hasta la cima del monte Calamorro. Allí te esperan unas vistas impresionantes, senderos en los que podrás pasar horas respirando aire puro, y algunos majestuosos amigos del reino animal.
Una aventura altamente disfrutable para todas las edades, a solo 28 minutos en tren de cercanías desde Málaga.
De Benalmádena al cielo
La salida del teleférico está situada muy cerca de la estación Arroyo de la Miel, en Benalmádena. El horario es de 11 a 18 horas, y hay entradas online desde 12,90 €.
El viaje hacia las alturas, con 3 kilómetros de recorrido, dura 15 minutos, y el ascenso es hipnótico. La visión empieza por los tejados del núcleo urbano, y se va ampliando, poco a poco, hasta obtener una panorámica inmensa de la costa, con todos los azules del mar y del cielo.
El recorrido acaba en el punto más alto de Benalmádena, a unos 770 metros de altitud sobre el mar. Pero cuando llegamos a la cumbre, la diversión no ha hecho más que empezar.
Miradores, senderos y aves increíbles
El monte Calamorro puede presumir de tener más de 50 kilómetros de senderos, inmersos en un ecosistema mediterráneo único, con una gran variedad de fauna y flora. Desde cabras montesas, hasta lagartos y camaleones, se muestran en un entorno repleto de plantas aromáticas, como el romero, la mejorana, la lavanda o el tomillo.
Aunque tampoco es necesario caminar una maratón. Hay varias rutas de miradores, muy cercanas a la estación final del teleférico, desde las que se disfruta igualmente de la belleza de estos parajes naturales. Mientras, de fondo, podemos contemplar las montañas de Sierra Nevada, las playas de Benalmádena, Torremolinos y Fuengirola, o incluso el peñón de Gibraltar, en días muy despejados.
Y por último, al lado del mirador central, nos encontramos con uno de los mayores atractivos de la visita, la presentación de aves rapaces realizada por la Fundación Valle de las Águilas. Una muestra del arte de la cetrería, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
La exhibición tiene dos pases: a las 13 h y las 15 horas, todos los días de apertura del teleférico. Y el precio de las entradas es de 3 € para los niños de 3 a 12 años y de 5 € para los adultos.
Podrás conocer varias especies: el búho real, el buitre leonado, el ratonero ferruginoso, el halcón de Harris, o el caracara. Y sí, son tan fascinantes como suenan.
Admirando esta tradición milenaria, desde las alturas, parece, por momentos, que estamos tan lejos de todo. Lejos del ruido, de la rutina, del bullicio de la ciudad… Sin embargo, pocas atracciones turísticas se encuentran tan a mano. A veces, solo necesitamos un pequeño cambio de perspectiva, para descubrir auténticas maravillas.
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