Si estás buscando un destino que respire magia, tradición y belleza, no te puedes perder este pequeño pueblo de la comarca del Bages. Ubicado a unos 90 kilómetros de Barcelona, es un verdadero tesoro escondido entre las montañas, repleto de historia y rodeado de paisajes espectaculares.
Hablamos de Cardona. Un lugar que lo tiene todo para disfrutar de una escapada en un entorno privilegiado: patrimonio, cultura, naturaleza, gastronomía y hasta un pequeño misterio, con fantasma incluido.
Vamos a conocer qué ofrece Cardona, para gustarnos tanto.
Un castillo imponente en el corazón del pueblo
El Castillo de Cardona es el punto de referencia representativo de este pequeño pueblo. Esta fortaleza, construida en el siglo IX, se encuentra sobre una colina y es uno de los castillos medievales mejor conservados y más importantes de Cataluña.
En su interior alberga un parador de turismo, desde 1976, en el que podemos darnos el lujo de dormir en un edificio histórico. Y cuenta con un restaurante en el que disfrutar de la deliciosa cocina catalana, con platos típicos como la escudella con galets, la paletilla de cabrito asado y el timbal de mel y mató.
Entre las habitaciones del parador, hay una un poco especial, la 712. Se conoce como la habitación maldita y ha sido protagonista, según cuentan, de algún suceso sobrenatural.
Dice la leyenda que el vizconde de Cardona, intentando evitar que su hija tuviera una historia de amor con un príncipe musulmán, la encerró en la Torre Minyona hasta que murió. Ahora se supone que es su espíritu el que vaga por allí, pidiendo que la liberen, pero no hay que temer, la estancia 712 solo se reserva por solicitud expresa, y el resto son ghost-free.
Los muros y fosos del castillo son un testimonio de la historia de la región, y hoy en día alojan también un museo que cuenta la crónica de la villa. Desde sus torres, se pueden admirar unas panorámicas magníficas de los alrededores.
Una villa que te transporta a otra época
Pasear por las calles de Cardona es como hacer un viaje en el tiempo. El pueblo es famoso por su patrimonio arquitectónico, con edificios que datan de la época romana, medieval y moderna.
Dentro del conjunto de castillo, la iglesia de Sant Vicenç, por ejemplo, es un monumento impresionante, considerado una obra maestra del primer románico catalán. Además, al bajar, es una auténtica gozada caminar en calma por su centro histórico, con sus callejuelas estrechas, y el olor a leña que desprenden en invierno algunas de sus casas centenarias.
Por otra parte, Cardona tiene una atracción turística excepcional, la montaña de sal, con más de 4 millones de años.
La explotación del valle salino de Cardona se inició en el neolítico, a cielo abierto, y comenzó su apertura de pozos y minas en 1925. En 2003, se transformó en un impresionante parque cultural, en el que podemos adentrarnos en las profundidades de la tierra, hasta 86 metros, para admirar la rareza de sus texturas y formas.
El broche de oro en la visita lo ponen los bucólicos parajes naturales que rodean el pueblo, con diferentes rutas y caminos, para perderse en bicicleta o a pie, y sentirnos sumergidos en un bosque de cuento de hadas.
Suena todo maravilloso, ¿verdad? Pues lo mejor es que, cuando llegas a Cardona, descubres que todavía tiene mucho más encanto de lo que te habías imaginado. Un destino, sin duda, para repetir.
Foto | Larry Lamb - Flickr