Si hay una ruta que combina a la perfección las expectativas internas y personales del viajero, con un entorno natural y cultural singular es, sin dudas, el Camino de Santiago.
Quien se proponga hacerlo, aunque sea en parte, tendrá sus propios estímulos para echarse al Camino y, tal vez, un momento del año (o de su vida) en que deba realizarlo.
Los auténticos peregrinos anteponen la experiencia del Camino a cualquier obligación: trabajo, estudios, familia, etc. Sin embargo, la inmensa mayoría de nosotros debemos adaptarnos a periodos de vacaciones laborales o escolares.
Nuestra Ruta Jacobea particular, sea cual sea la opción que tomemos, estará disponible todo el año ya que los albergues están abiertos al peregrino en todo momento, salvo muy pocas excepciones. Para definir nuestra fecha de viaje deberemos adaptarnos a nuestra disponibilidad de tiempo, a nuestra capacidad física y metas fijadas y a las condiciones meteorológicas imperantes en el recorrido.
Debemos saber que durante el verano, el Camino suele estar atestado de gente, que llegan de todas partes del mundo a vivir esta experiencia únca e intrasferible. Por otro lado, es una alternativa distinta, económica y con la mezcla justa de espiritualidad y buena onda, como para encarar unas vacaciones distintas. En esa época del año el calor se hace sentir en el caminante, aunque por la noche se recuperan fuerzas con el aire más fresco.
Si bien es el momento ideal para conocer gente de las mas diversas nacionalidades, el esfuerzo físico es mayor por el desgaste del día. A ésto habrá que sumarle que los albergues suelen completarse y el Camino termina siendo una carrera sin sentido para ocupar una plaza en el próximo albergue. Algo que desnaturaliza la esencia misma de la ruta.
Según nuestra experiencia, la mejor época para hacer el Camino de Santiago es la primavera, estas próximas semanas desde abril y hasta mediados de junio, cuando el clima acompaña (más allá de alguna lluvia imprevista) y las condiciones de tránsito y alojamiento son las óptimas para vivir a plenitud nuestra propia experiencia de la Ruta Jacobea. Un camino tanto exterior como interior.
Fotos | María Victoria Rodríguez Diario del Viajero | Santiago de Compostela