Esta imagen del Everest fue tomada desde un punto más alto que el propio Everest. Este hito fotográfico ha sido posible gracias -doblemente- a la tecnología. ¿Por qué doblemente? En primer lugar porque se han podido fotografiar utilizando una cámara de alta calidad montada sobre un dron, que pudiera sobrevolar la montaña más alta del mundo.
En segundo lugar, porque aplicaciones y programas informáticos de gestión fotográfica, han podido combinar cientos de fotografías para conseguir una imagen de alta calidad que nos permita ver el Everest a vista de pájaro, haciéndonos una idea de su majestuosidad.
La fotografía
Tomar una imagen que refleje la grandiosidad del Everest, y sus enormes proporciones dentro del paisaje de la cordillera del Himalaya ha sido una tarea difícil desde el origen de la fotografía y del alpinismo. Las primeras imágenes del Everest son obra de un oficial británico que hizo su toma en 1903.
Después ha habido muchos intentos pero hasta conseguir la foto actual, obra de Renan Ozturk para National Geographic ha habido muchos intentos fallidos y muchas fotos interesantes pero que no nos permiten hacernos a la idea del tamaño de la hasta ahora montaña más alta del planeta.
El plan de Renan Ozturk, para conseguir esta foto, era utilizar un dron modificado que pudiera tomar las fotos suficientes para componer una fotografía panorámica de 360 grados que mostrara la grandeza del Everest y a la vez lo situara dominando el paisaje del Himalaya.
Para hacer esta fotografía se necesitó hacer una composición en mosaico formada por 26 imágenes. La dificultad era enorme, ya que se hizo manejando el dron desde unos 7.000 metros, a unos 1000 de la cima del Everest, con una temperatura en torno a 0ºC, teniendo en cuenta que al dron le costaba ganar altura debido a la densidad del aire en esas alturas.
Además, con temperaturas bajo cero a los 8.000 metros y subiendo, la vida de la batería era muy limitada y tenía que hacer todas las fotos en menos de 15 minutos, -si todo iba bien y el dron duraba tanto tiempo- por las circunstancias adversas.
No había sido el primer intento de Ozturk de volar un dron en el Everest y el viento formado por las corrientes ascendentes o descendentes térmicas, limitaba mucho las posibilidades de controlar el dron para que volase hacia donde se pretendía.
Para este intento, comenzó probando el dron en una cámara hiperbárica para someterle a bajas presiones similares a las de la cima. Ya sabiendo que funcionaba bien, esperó al atardecer y voló el dron subiendo desde sus 7.000 unos 1.900 metros más, para dejarlo planeando mientras tomaba las imágenes de 360º.
El resultado era extraño, una perspectiva de la montaña en su entorno, que parecía muy rara como hecha a vista de pájaro. Parecía una foto por satélite, pero mucho más natural que las que hasta ahora se tenían.
Después de muchas décadas de fotografía de montañas, esta foto ha sido la mejor foto del Everest tomada hasta ahora.
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