Umberto Eco decía que adoraba a los gatos porque son de las pocas criaturas que no se dejan explotar por sus dueños. Si a ti también te encantan, y los conoces bien, seguro que estás de acuerdo. Los gatos van a su aire, aunque en pocos lugares del mundo son tan libres y queridos como en esta ciudad.
Estambul sorprende al visitante por muchos motivos, pero los amantes de los felinos lo tienen difícil para no dejarse eclipsar por su encanto, a pesar de toda la belleza que impera en el entorno. Estos vídeos de Instagram son una buena muestra.
En Estambul hay gatos por todas partes
En la joya del Bósforo los mininos pasean a sus anchas por donde les da la gana. Igual te puedes encontrar una gatita viviendo dentro de una tienda de Mango, como a un michi dormido en las taquillas del metro.
No es posible saber a ciencia cierta por qué hay tantos gatos en Estambul, sin embargo, parece ser que los sultanes otomanos ya eran auténticos devotos de los mininos. Están allí desde siempre, llevando una vida a medio camino entre la doméstica y la salvaje. Su hogar es la ciudad al completo y sus cuidadores todos sus residentes, que se ocupan de que coman y estén atendidos, respetando su independencia.
Son muy populares entre los musulmanes, y existen muchas leyendas que hablan de cómo Mahoma amaba a estos animales. Por eso, pueden entrar en los templos religiosos e incluso la Mezquita de Santa Sofía es un refugio para gatos desde hace muchos años. Se nota en el vídeo la paz que transmiten.
Hay un documental de 2018, titulado Kedi, disponible en Filmin, que muestra esta bonita relación entre los felinos y los habitantes de Estambul. Y es una maravilla:
Fan de los mininos, seguro que después de ver estas imágenes, Estambul te parece el paraíso. Eso sí, si te vas allí de vacaciones, prepárate para compartir todos tus platos. Ya sabes, el gato manda.
Portada | Abdullah Öğük - Unsplash