Hace unos días, hablando con gente amiga, recordaba algunos casos de parejas que acudían a nuestros servicios de agentes de viajes como última oportunidad para solucionar sus problemas. La fantasía de que "si nos vamos a un lugar lindo, tranquilo, donde podamos estar juntos, todo se puede arreglar"
Es sólo éso: una fantasía.
Todos sabemos que compartir un viaje no siempre es tarea sencilla. Y si además no estás pasando el mejor momento con tu compañero/a ... Mal comienzo. Podríamos predecir (sin bola de cristal de por medio) que hay una alta probabilidad de viajar juntos y volver separados. De hecho, recordaba el caso de viaje in extremis de una pareja que, después de reservar el mejor hotel de Bora Bora, tan sólo llegaron juntos al lobby del mismo. Ya el viaje de ida fue suficiente para pedir cuartos separados (y volverse en vuelos separados).
Los especialistas en cuestiones de pareja nos dicen que al realizar uno de estos viajes tratamos de buscar un espacio, un tiempo, una impasse que permita relajar las tensiones. Pero los problemas subsisten (sino se agravan) aunque nos vayamos al confín del mundo. Tarde o temprano, la cuestión será enfrentarlos.
Y una vez solucionados (o en vías de...), entonces sí, planeamos un viaje que sirva de reencuentro ya sobre bases sólidas.
¿Qué opinas? ¿Cuál es tu experiencia ?