Ser viajeros significa observar con detenimiento.
No sólo mirar lo bello, sino detenerse en la realidad del lugar que nos toca visitar. Y muchas veces, en grandes ciudades, la realidad de los sin techo (o homeless en su versión inglesa), se presenta ante nuestros ojos y no podemos mirar para otro lado. No son parte del paisaje. Constituyen un hecho social que está tan presente como las catedrales, hoteles o exposiciones. Pero que afecta a personas, en su mayoría, indefensas.
En las entradas de los edificios, en los parques, en los pórticos de las iglesias de New York, Buenos Aires o Roma, nos encontramos con ellos. Me llamó la atención esta propuesta de un diseñador español (Agustín Otegui) para hacerles la vida un poco más cómoda.
Aunque la solución definita no sea ésta. Las ciudades que visitamos, sus autoridades o gobernantes, son los responsables de hacer lo necesario para que esta gente no se viva en esta situación. Pero hasta que llegue ese momento (¿llegará?) muchos piensan en ellos y tratan de aportar su granito de arena.
Sitio oficial | Agustín Otegui