Alrededor de 10.000 maletas se pierden cada día en los aeropuertos de todo el mundo. Es un número enorme, pero si tenemos en cuenta el volumen total de equipaje transportado cada 24 horas en todas las rutas que cruzan los cielos de la Tierra, el porcentaje puede rondar el 0.01 %.
El promedio es de 10 de cada 1.000 maletas. Ante semejante volumen, las compañias aéreas tienen sus propios departamentos de manejo de equipaje y oficinas de reclamaciones sobre maletas perdidas. Pero la operatoria es, por lo general, realizada por terceras empresas.
Es allí donde está la mayor parte del problema.
Cuando despachamos nuestra maleta en el mostrador del aeropuerto, debemos fijarnos con cuidado si la etiqueta que se le coloca coincide con el destino de nuestro viaje. Las etiquetas señalan claramente el código de 3 letras que identifica al aeropuerto al que se debe enviar el equipaje. Por lo que allí tenemos una primera posibilidad de que algo salga mal. De hecho suceden confusiones que terminan con nuestra maleta en otro aeropuerto, o en uno de una escala intermedia.
Después de dejar las maletas en la cinta transportadora, las mismas van a parar al hipódromo (foto), que es una especie de banda circular donde caen y donde los operarios las cargan en los containers que serán poco después trasladados al avión. Estos empleados son, por lo general, ya de otra empresa que no es la transportadora.
La zona de los hipódromos vive un vértigo infernal ya que los equipos de personas que cargan los equipajes deben atender varios vuelos siguiendo el ritmo de operaciones. Asi la atención no siempre es la mejor y el trato al equipaje tampoco. Después, los containters se llevan a pista donde son embarcados en el avión que nos corresponde. Otra posibilidad de error y, seguramente, de deterioro.
El proceso de búsqueda del equipaje perdido se inicia con la denuncia del dueño al llegar a destino y no encontrarle en la cinta correspondiente. Quedan las siguientes alternativas:
a) Que se haya despachado a un destino equivocado o a una escala intermedia. Como las etiquetas se imprimen en el momento del despacho y quedan guardados los datos, controlando éstos se sabe dónde a ido a parar nuestra maleta y se procede a enviar una orden de reenvío. Nos juntaremos con nuestro equipaje, pero tendremos que esperar el tiempo necesario para que realice “su viaje”.
b) Que haya quedado en el hipódromo del aeropuerto de origen. En ese caso, las maletas “demoradas” son guardadas en una nave o sala especial donde existen muchos otros bultos y maletas de otras compañías. Allí no hay mucho orden ni cuidado, a decir verdad, pero al final se localizará y volará hacia nosotros.
c) Que se la haya llevado un pasajero confundiéndo nuestra maleta con la suya ( o no ). Los controles son muy laxos y esporádicos, por lo que es una opción posible. Y diría que la peor, porque salvo que sea un pasajero de buena fe y la devuelva, deberemos despedirnos de nuestro equipaje y de todo lo que llevábamos dentro. Nos quedará esperar el tiempo para comenzar la reclamación correspondiente para cobrar el seguro. Estamos ante un caso de una maleta “desaparecida”.
De acuerdo a la legislación internacional, una maleta se considera perdida después de 21 días sin aparecer. Mientras tanto se la considera “demorada”.
Muchas maletas quedan esperando que sus dueños comiencen el proceso de búsqueda. Por muchas razones, quedan depositadas en las naves sin que nadie se acuerde de ellas. La Ley de navegación aérea obliga a subastarlas después de 3 meses de estadía, previo anuncio en medios de comunicación y también se pueden donar a ONG’s.
La mayoría de las veces el equipaje no nos llega porque no ha podido ser embarcado a tiempo, queda en espera y se embarca en un vuelo posterior para que nos sea entregada en el domicilio en destino que declaramos en nuestra denuncia de extravío al llegar. En un plazo de 24 a 48 horas deberíamos reunirnos con nuestras pertenencias, dependiendo del destino donde viajamos.
Si no hemos seguido los consejos que desde Diario del Viajero siempre damos, y nos hemos quedado sin nada al llegar a destino, deberemos comprarnos algunas cosas básicas (una muda, algunos artículos de aseo, etc.). Guardemos los tickets por las dudas, para inlcuirlos dentro de una reclamación formal.
Cuando mayor es el tráfico que maneja una compañía, más probabilidades tenemos que nuestra maleta esté entre esas 10.000 que mencionábamos al principio. Lufthansa con 48 millones de pasajeros llegó a perder 13,8 maletas por cada 1.000 pasajeros. British Airways perdió el año pasado extravió una media de 18,2 maletas. De todas formas, las compañías pequeñas o low cost también tercerizan el servicio, por lo que nunca estamos totalmente excentos de que nos pase. Aún cuando las empresas aéreas operan por sí mismas el servicio de manejo de equipaje, también ocurren errores humanos.
No ocurre en todos los casos (eso espero, al menos) pero para saber por qué nuestro equipaje nos vuelve tan deteriorado en muchas ocasiones, les dejo un vídeo que habla por si mismo.
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Diario del Viajero | Equipaje y maleta