Por lo general, quienes están acostumbrados al llano o alturas más o menos bajas, comienzan a sentirlo a los 2500 de altura sobre el nivel del mar y, a más altura, más probable es que se lo note y se lo sufra.
Es que cuanto más se asciende más disminuye la presión atmosférica y la presión del oxígeno y, así, el oxígeno inspirado es menor y allí es cuando se produce la hipoxia o falta de oxígeno en la sangre.
Síntomas
Si bien en algunas personas el mal de altura no llega a manifestarse, los síntomas suelen aparecer tras el paso de algunas horas en el lugar y suelen ser peores durante la noche.
Así, los síntomas más frecuentes son los siguientes:
- Intenso dolor de cabeza
- Fatiga o agotamiento físico
- Trastorno del sueño
- Náusea y vómitos
- Trastornos digestivos
- Agitación
- Falta de apetito
- Agotamiento físico
- Disnea súbita nocturna, es decir, despertar de forma brusca con sensación de ahogo
En tanto, los casos más graves pueden causar Edema Pulmonar de Altitud y Edema Cerebral de Altitud.
Consejos
Para evitar el mal de altura o al menos llevarlo un poco mejor será necesario aclimatarse, no agitarse ni realizar esfuerzos físicos al menos durante los primeros días. Además, el día anterior a la llegada al lugar se recomienda dormir bien, comer liviano y evitar las bebidas alcohólicas.
En tanto, una vez en la altura será necesario descansar durante el primer día, realizar amplias inspiraciones de aire, subir de forma paulatina, hidratarse permanentemente, evitar el alcohol y el tabaco, comer poco pero, cuando se lo haga, elegir los carbohidratos y los alimentos ricos en azúcar, elegir comidas de fácil digestión como las frutas, abrigarse y evitar tomar tranquilizantes.
Quienes viven en sitios de gran altitud suelen repetir a los viajeros una regla que, de ser respetada, ayudará a soportar el mal de montaña: “beber antes de tener sed, comer antes de tener hambre, abrigarse antes de tener frío y descansar antes del agotamiento”.
Cómo combatirlo o prevenirlo
Al llegar a destino suele ofrecerse a los viajeros el mate o té de coca como el primer remedio para comenzar la aclimatación. Se trata de las hojas de coca colocadas en una taza de agua hirviendo que se bebe sin problemas, su gusto no es desagradable y, además, ayuda a la digestión. Otros prefieren llevarse, directamente, las hojas de coca a la boca. El método es sencillo: la hoja se deja a un costado y lo que se traga es el jugo amargo que ésta segrega. Claro que esto, para quienes no están acostumbrados, no es del todo agradable. También existen caramelos de coca para los que desean darle un toque dulce.
La mayoría de los hoteles en sitios de gran altitud cuentan con tubos de oxígeno para atender a los huéspedes que lo necesitan. Además, muchas de las excursiones llevan tubos para atender a los viajeros que, en medio de alguna travesía, comiencen a sentir los síntomas y no puedan seguir. Otra opción es que cada uno lleve su pequeño tubo de oxígeno que puede adquirirse en las tiendas.
De todos modos existen unas píldoras que deben tomarse antes de llegar al destino y, luego, cada ocho horas. Las mismas hacen que los síntomas del mal de montaña desaparezcan y puede disfrutarse del viaje sin ningún tipo de problema. Estas ayudan a mejorar la irrigación sanguínea en el cerebro y a aumentar la capacidad respiratoria. Se venden de forma libre y sin necesidad de una receta. Así, al llegar a los sitios de gran altitud, sólo basta con pedir las píldoras para combatir el mal de altura y todos entenderán de qué se trata. Se venden en cajas o fraccionadas. Y sin dudas es la mejor manera de disfrutar de las vacaciones en destinos de gran altitud.
Más información | Wikipedia Foto | María Sol Rizzo