Lo primero que tenéis que hacer para empezar a profundizar en los misterios de esta cifra que puede encontrarse en el cuerpo humano, en la arquitectura antigua, en el mundo mineral y, en general, en todas partes es que… bien, que olvidéis que lo os dijo Dan Brown.
A pesar de que se afirma en El código Da Vinci, Leonardo no dibujó la Mona Lisa siguiendo la proporción áurea. Ni tampoco en El hombre de Vitrivio, ese famoso hombre de extremidades extendidas dentro de un círculo quien representa al arquitecto romano Vitruvio, del siglo I a. C., “el primer ingeniero del mundo”.
Entonces, ¿dónde deberéis viajar si queréis ser testigos de la proporción áurea?
¿Qué significa phi? Conchas y pétalos de flores
La proporción áurea sólo es una manera de relacionar dos cantidades dadas, como la altura de un edificio en relación con su longitud con una ecuación bastante sencilla. Esta relación se llama phi (no confundir con el número Pi), por el gran escultor Fidias (phi se pronuncia “fi”). El resultado es 1,618 e infinitos decimales más. Y es el símbolo de la belleza y de Dios.
También podemos hallar esta proporción en la disposición de los pétalos de las flores, la distribución de las hojas de los árboles, la cantidad de espirales de una piña o la disposición de las hojas de las alcachofas. Y si saltamos al cuerpo humano: la distancia entre el ombligo y la planta de los pies de una persona, respecto a su altura total.
Edificios divinos
Todo esto está muy bien, pero vosotros estáis esperando descubrir qué lugares visitar para contemplar edificios y monumentos divinos, ajustados perfectamente a la proporción áurea.
Primero descartemos uno de los más mencionados en arquitectura, el Partenón: todos los diagramas que tratan de demostrar que las elevaciones laterales o frontales forman un “rectángulo áureo” tienen siempre una zona abierta en la parte superior o dejan fuera algunos escalones en la inferior. Así que no busquéis ahí tal proporción.
Sí podéis encontrarla, sin embargo, en la estructura de la Torre Eiffel. Los ejes de sus cuatro pilares forman un cuadrado de 100 metros, que sería el lado pequeño de un rectángulo áureo. Poniendo dos rectángulos conseguimos la altura de esta torre.
El arquitecto Le Corbusier se inspiró en la proporción áurea para diseñar el edificio de la ONU de Nueva York, que consiste en un rectángulo áureo que, a su vez, tiene marcas distintivas que lo dividen de nuevo según la proporción áurea.
La Catedral de Notre Dame, en París, muestra varios ejemplos de la proporción áurea, más fáciles de ver en la fachada occidental de la catedral, tanto en la estructura general como en numerosas subestructuras.
La Iglesia de Benínar también es un buen ejemplo de proporción áurea. Está situada en Almería, España.
El cociente entre la diagonal de un pentágono regular y el lado de dicho pentágono es el número áureo, de modo que lo encontraremos también en la Tumba Rupestre de Mira, en Asia Menor, cuya construcción está basada en un pentágono regular.
La Torre CN en Toronto, Canadá, también constituye un buen ejemplo. La altura total de la torre, la cual es la estructura independiente más alta del mundo, es de 553,33 metros, y la altura de la plataforma de observación, con su restaurante giratorio es de 342 metros, con una proporción de 1,617. Es decir, áureo.
Museos divinos
Si acudís a un museo, no os perdáis las obras de Miguel Ángel y Durero. El número áureo aparece en las relaciones entre altura y ancho de los objetos y personas que aparecen en sus obras.
También en algunas obras de Da Vinci, pero, como se ha dicho, no en El hombre de Vitruvio.
El arte Póvera (consiste en acercarse a la naturaleza de la materia orgánica e inorgánica, por lo general de origen agrícola) también fue un movimiento artístico en la Italia de 1960 en la que se apostaba por la proporción áurea para crear obras de arte. De Giovanni Anselmo, por ejemplo, podéis contemplar Infinito, en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estrasburgo.
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