Cada vez que viajamos a Estados Unidos, por ejemplo, debemos cumplimentar un cuestionario que nos abra las puertas de la frontera. En el cuestionario, sin embargo, abundan las preguntas obvias, o directamente estúpidas, que ninguna persona en su sano juicio respondería afirmativamente.
Pero ¿existe alguna razón para que nos formulen perguntas tan directas sobre nuestra intención de hacer cosas malas en el país al que queremos entrar?
Aunque rellenar cuestionarios de este tipo, que amablemente reparten las azafatas en mitad del vuelo, pudiera tener la misma lógica que preguntarle a un niño si se ha portado bien para que Papá Noel le traiga muchos regalos, bajo toda esta burocracia perogrullesca se esconde motivos legales y procesales muy importantes.
¿Alguna vez ha sido miembro de una organización terrorista o ha tenido alguna asociación directa o indirecta de cualquier tipo?, es una de las preguntas que se suelen formular. Y es obvio que ningún ex terrorista responderá que sí. Incluso es difícil que alguien sea sincero si le preguntan: ¿Alguna vez ha cometido un delito o una falta por la que no haya sido detenido?
Pero, tal y como lo explican los economistas Stephen J. Dubner y Steven Dubner en su libro Cuándo robar un banco:
Resulta que estas preguntas tienen una finalidad: las autoridades estadounidenses pueden aducir la falsedad demostrable de una respuesta para procesar o deportar a alguien. De hecho, el otro día estuve hablando con unos agentes que comentaron que el N-400 contuviera más preguntas sobre las actividades terroristas.
El Formulario N-400 es el documento legal que exige el gobierno federal para tramitar el pedido de ciudadanía estadounidense, y naturalmente contiene preguntas de este calibre por los motivos anteriormente aducidos. En Estados Unidos, es delito mentir a un agente federal, y si lo haces en ese cuestinario, ya tienen por dónde pillarte y retenerte a su antojo.
Cada vez que viajamos a Estados Unidos, también, nos preguntan si vamos a introducir animales como pájaros. Las preguntas sobre este tipo tienen que ver con las plagas de animales invasores, es decir, animales de un país que se introducen en otro país y hacen tambalear su ecosistema.
El caso de los pájaros se lo debemos, entre otras cosas, a un viajero llamado Eugene Scheifflin, que introdujo estorninos en el país, y ahora hay al menos 200 millones de estos pajaritos devorando a diario dos veces su propio peso. De nuevo, que firmemos negativamente la introducción de especies invasoras es una aval judicial muy valioso para las autoridades.
Pero también hay algunas preguntas ciertamente periclitadas que fueron creadas incluso antes a la creación del visado norteamericano, cuando al desembarcar extranjeros se les preguntaba sobre asuntos de salud para evitar la posible propagación de enfermedades. Y, bueno, también hay quienes son tan sinceros que responden realmente lo que se les pregunta, y eso también funciona de criba.