Los hutongs son antiguas callejuelas que se extienden por la ciudad de Pekín de manera laberíntica. Es un mundo fascinante, una manera privilegiada de contemplar la vida real de esta inmensa capital china.
Se cuenta que hay varios miles en toda la ciudad y cada uno de ellos tiene su propia personalidad. Rebosan de vida, comida y bicicletas. Hay gente jugando a dados en la calle, otros pregonan su mercancía subidos a la bicicleta. Alguno escupe y todos fuman, pero eso es algo habitual en China y uno hasta se acostumbra.
Es una delicia pasearse por sus callejuelas y contemplar un día normal en un pueblo cualquiera. Olvidas que te hallas en medio de una de las capitales más habitadas y contaminadas del mundo. Se recomienda probar el pato a la pekinesa en un sencillo bar o unos buenos raviolis al vapor bañados con una cerveza Tsingtao.
Pekín prepara la cosmética para los Juegos Olímpicos del 2008 y con ello, muchos de estos hutongs van a ser derribados. Se construirán nuevos rascacielos, nuevos estadios, centros comerciales, siguiendo el estilo de su hipócrita comunismo. Con ello, la ciudad perderá parte de su encanto y autenticidad. Una verdadera lástima.
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