Cada vez son menos frecuentes. Nos proponen descargarnos los planos de las ciudades en nuestro ordenador, en nuestra tableta, en nuestro smartphone. Pero estos dispositivos no siempre nos acompañan en nuestros viajes, o no siempre están disponibles (esas baterías tan efímeras...).
Por eso cuando viajo intento hacerme con un plano en papel de las ciudades que visito. El placer de marcar a bolígrafo lugares de interés, puntos de referencia, rutas... no me lo permite un plano digital (aunque hay quien sí se dedica, con sus conocimientos de editor de imágenes que a mí me resultan inalcanzables o innecesarios, a hacer estas marcas).
Planos callejeros y planos de transportes, dos grandes aliados para conocer una ciudad. Por cierto, los planos de transporte interactivos es uno de los recursos que me resultan más inútiles.
En mi afán por situarme espacialmente en mis recorridos (incluso aunque sean bajo tierra), de qué me vale saber que para ir de A18-CD a B34-GR tengo que ir a la línea amarilla y el trayecto dura 35 minutos con un transbordo en C43 si no sé por dónde diantres voy a moverme.
¿Y si surge salir en una parada no prevista y no tengo un plano que me ayude? ¿Estaré perdida como Alicia en el País de las Maravillas en un mundo incomprensible? De verdad, necesito saber por dónde va el metro o el bus y no perder el norte, en una ciudad desconocida me es de mucha ayuda conocer el sentido de los trayectos.
Que, a ver si me explico, no es lo mismo unos transportes como los de Oporto o los londinenses, váyanme a decir a mí que no he pisado Londres en la vida que el sistema de metro es sencillo... (y esto lo digo porque voy para allá en pocas semanas y me cuesta hacerme a los transportes...).
Por eso, si no he conseguido antes del viaje uno de esos entrañables planos plegables, y aunque les haya echado más de un vistazo en las pantallas en casa, incluso aunque tenga una "copia de seguridad" en el teléfono o la tableta, intento que una de las primeras paradas en destino sea para conseguir el plano de papel. Callejero y/o de transportes.
Y me diréis, ¿por qué no te lo llevas desde casa? Imprimir esos planos no es lo mismo. No tengo impresora en gran formato, que me permita obtener un plano enorme de esos que cuesta plegar. Plegar el plano, otro de los grandes placeres del papel.
Llevarlo en la mano y abrirlo a lo grande en una esquina, despistada, buscando en qué lugar me he perdido y que te ayude un galán oriundo, que además se ofrece a servirte de guía personal 1.0. durante el resto de la jornada que acaba en... Bueno, dejémoslo, que esto nunca me ha pasado.
A veces para salir del paso he imprimido planos reducidos a DINA-4, en blanco y negro porque no está la cosa para muchas florituras, pero no es lo mismo, claro.
Esos enormes planos de papel... Desgastar el plano hasta que se empieza a romper por algunos pliegues, ser incapaz de plegarlo bien a la primera (siguiendo el tópico) y, cómo no, guardarlo de recuerdo en la caja de planos, entradas y folletos de los viajes pasados. Nostálgica del papel, qué le vamos a hacer...
Fotos | Martin Lopatka y trams aux fils. en Flickr-CC En Diario del viajero | Prácticos plano-guías para descubrir las ciudades, Recibe en casa folletos turísticos de Bélgica, Nuevo mapa del metro de Nueva York