Como os contaba en el Diario de a bordo de un crucero por el Mediterráneo, la penúltima noche nos ofrecieron un cóctel de gala en el barco.
Un cóctel de gala es una pequeña reunión festiva y más o menos glamourosa que se realiza en algunos cruceros a falta de la cena o cena-baile de gala. Se supone que en los cruceros más largos (el nuestro era tan solo de cinco días) se suele celebrar esta cena especial. Pero nosotros nos quedamos con la "versión resumida".
Me hubiera gustado vivir algún cóctel de gala (o mejor, alguna cena de gala) de aquellos que se celebraban en los primeros cruceros, hace décadas, qué digo décadas, ya hace un siglo que los grandes transoceánicos, los más lujosos buques de pasajeros, darían sentido a esa cena especial con el Capitán del barco, así, con mayúsculas.
Me temo que no sólo es cuestión de presupuesto, y efectivamente el paso de los años y la generalización de este tipo de viaje ha tenido mucho que ver en que no encontremos demasiado glamour en las cenas de gala de un crucero.
Incluso aunque en los cruceros actuales más lujosos se siga celebrando este evento especial, seguramente habrá mucha degeneración de lo que en sus orígenes representaba: ponerse estupendos para honrar y conocer al que hace funcionar todo en el barco.
Eso sí, seguro que las joyas, los trajes de marca y los Rolex brillan otorgando sentido a lo de "gala" y llenando de orgullo exhibicionista a sus propietarios. Pero el cóctel de gala de nuestro crucero poco tenía que ver con esto.
Cóctel de Gala en el Grand Celebration
Cóctel de Gala. El Capitán tiene el placer de invitar a todos nuestros cruceristas en Cóctel de Gala del Caitán que tendrá lugar hoy en el Teatro Mirasierra, (cub. 9). Primer turno de cena: 19 horas. Segundo turno de cena: 20'30 horas.
De este modo se anuncia el momento especial del día. Tampoco es que esperemos un gran evento, aunque nos hemos preocupado de poner en la maleta una muda especial para esta noche. Cambiamos los vaqueros por algo menos sport, aunque también cómodo y sin estridencias.
Llegamos a nuestro turno del cóctel y nos espera una fila tremenda para acceder al teatro. Allí ves de todo, hombres que han sacado los trajes de boda y les vienen un tanto apretados, señoras con los trajes pomposos que utilizarán para ir a la ópera o que se han comprado para la ocasión, trajes prestados, tacones y joyas que no se saben llevar, gente en vaqueros... Falta algún chándal y zapatos deportivos, eso sí (al menos en lo que pude ver).
Conforme avanzamos, descubrimos por qué la fila va tan despacio. A la entrada del teatro hay una paradita para hacerse otra de las decenas de fotos que ya nos han hecho en el barco.
Un señor vestido de uniforme es el protagonista. No dudo en preguntar a la chica que nos da paso si se trata del capitán verdadero o uno "de pega", como sucedió en la primera noche de cena, cuando una señorita de animación iba disfrazada de capitana y se hacía fotos con todos los comensales en sus respectivas mesas.
Me entero de que sí, es de verdad, pero es el segundo capitán. Nos hacemos las fotos (que cada vez tengo más claro que nunca compraremos) y entramos al teatro. A la entrada nos esperan unas mesas alargadas, pero no con los cócteles pertinentes que dieron nombre a este tipo de celebraciones. Copas de champán. Sírvanse ustedes mismos.
Nos sentamos, y empieza un pequeño espectáculo con buenos cantantes y bailarines. Se anuncia la entrada del capitán, seguido de los jefes de su tripulación. El capitán nos dice en castellano con acento italiano unas palabras, algún chiste y nos va presentando al "estilo Pepe Reina" a los responsables de Relaciones Públicas, de Medio Ambiente, de Cocina... Encantados.
A algunos de ellos, ataviados con sus uniformes o trajes de gala, los había visto o los vería después en situaciones incómodas recibiendo quejas de los pasajeros. Todos somos humanos, por mucho que nos situemos en el escenario como los demiurgos de un crucero idílico que no lo fue para todos.
Y esto es lo más cerca que estuvimos del capitán. Todo este paripé lo repiten en breve ante los pasajeros del segundo turno de cena. En fin, un espectáculo impersonal, desvirtuado, teatral, aunque curioso.
Vosotros que habéis vivido este tipo de celebraciones, ¿os habéis quedado también con esa sensación del poco glamour que hay en un cóctel de gala en un crucero? ¿O por el contrario sí que os sentisteis rodeados de un ambiente lujoso y especial?
En Diario del Viajero | Pequeños inconvenientes que nadie me contó sobre un crucero, Reflexiones de una crucerista a medianoche, Diario de a bordo: Valencia, Marsella, Ajaccio, Ibiza