Incluso en los lugares más inhóspitos se pueden originar las biologías o las estructuras más bellas, y solo por ese motivo vale la pena hacer el esfuerzo para viajar hasta allí. Aunque el lugar escogido sea
la remota Antártida: el lugar más frío de la Tierra, donde se registró en una ocasión la temperatura mínima más baja de la historia:
-93,2 grados. Sí, es mucho frío, pero se compensas con el hecho de que aquí no llueve casi nunca: la Antártida es el continente más seco del mundo.
Pero la Antártida también es una paraíso, porque alberga alrededor del 80% del agua dulce del planeta. También hay hielo que tiene más de un millón de años de antigüedad. Y de la combinación del frío y el hielo, en la Antártida podemos encontrar unas preciosas y delicadísimas flores: las flores de hielo.
El proceso de creación de estas flores únicas se llama
cristalización de la sal, pues la sal sirve de núcleo para la formación de la flor. Se forman a partir de los vapores de agua que se escapan de las fisuras y huecos de la capa de hielo superficial y que entra en contacto con el aire frío. A diferencia de otras estructura de hielo que podáis encontrar, si probarais con la lengua el sabor de estas flores, descubriríais que son saladas:
la salinidad de estas flores alcanza casi tres veces la del agua de mar.
Vía | Yalosabes
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