Por ejemplo, las escaleras.
La gente no suele fijarse demasiado en las escaleras porque, bien, las escaleras sólo son eso: una serie de peldaños por los que subir y bajar. Y el mundo está lleno de escaleras. Sin embargo, hay escaleras y escaleras. Y algunas de ellas incluso resultan extrañamente mortales a pesar de ser tan comunes como las que hay en nuestra casa.
La escalera más larga del mundo
En algunos tramos, la pendiente es tan horizontal que los escalones no suelen tener más de 10 centímetros de altura. Para que os hagáis una idea de la magnitud de esta escalera, subirla es el equivalente a subir 7 veces el Empire State Building. Eso son muchas escaleras, pues el icono arquitectónico por el que trepaba King Kong tiene 86 pisos.
Las escaleras del Niesenbahn sólo las pueden usar el personal de servicio del funicular. Sin embargo, se abre para 200 personas un día al año, el día de la carrera Niesenlauf. Una carrera que consiste en demostrar quién llega antes al último escalón.
Mientras los deportistas suben por estas escaleras, ganan tanta altura que, a menudo, deben correr atravesando nubes, lluvia e incluso nieve. El récord de esta carrera es de 1 hora y 2 minutos.
En España nos tenemos que conformar con el desafío de los 936 escalones del hotel Bali de Benidorm.
Escaleras de doble hélice
Por ejemplo, la escalera que hay en el castillo real de Chambord, en el valle del Loira, que tiene doble hélice: dos escaleras se entrecruzan, para que las personas que suben no tropiecen con las que bajan. Ésta podría haber sido obra de Leonardo Da Vinci, como afirma la tradición, pero no hay ninguna prueba que permita confirmarlo.
Diseñadas por Bramante en el siglo XVI, las actuales escaleras de salida de los museos vaticanos también son de doble hélice. No es raro, dado que es la escalera más fotografiada del mundo.
En la próxima entrega de esta serie de artículos sobre escaleras alrededor del mundo descubriremos escaleras aún más extrañas.