Pero mis viajes tienen algo especial, siempre tienen sabor y a olor a café. Es que desde hace ya algún tiempo me he convertido en una ¿fanática? ¿adicta? a esta bebida y en cada aventura busco descubrir el café local y traerlo de recuerdo en mi maleta. Nada de postales, imanes, adornos o llaveros. Mis recuerdos se disfrutan dentro de una taza.
Así, las recorridas por las distintas ciudades me llevan irremediablemente a la tienda de café para adquirir y probar el café más reconocido de la región y, también, a los supermercados para comprar aquel que beben los locales en su mesa a diario.
De este modo logré dar forma a mi propia "ruta del café" a través de los sabores de los diferentes destinos visitados e, incluso, de los que han visitado mis amigos y familiares que recuerdan mi pasión y me obsequian café de los destinos visitados.
Cuba, Perú, El Salvador y, claro, el paraíso cafetero de Colombia e Italia llenaron de mi casa de kilos y kilos de este tesoro marrón, en granos o molido.
Una forma de viajar a través de los sabores. ¿Tienes tú alguna forma particular de viajar? ¿Algún objeto que coleccionas? ¿Algún alimento o bebida que traes de todos tus viajes?
Foto | María Sol Rizzo