La oscura historia reciente de Camboya en el S-21. Museo del Genocidio de Phnom Penh

Por desgracia, la década de los setenta será recordada en la historia de Camboya como la de la mayor barbarie sucedida en el país, donde perdieron la vida más de dos millones de personas. La crueldad del régimen de Pol Pot no tenía límite y se justificaba en la intención de devolver el pasado agrícola al país. Quién no estuviera de acuerdo, directamente era juzgado, condenado y asesinado. Si no por ser expresamente contrario al Régimen, por ser espía y consecuentemente también aniquilado.

Como parte del viaje, considero fundamental conocer la oscura historia reciente de Camboya y, para ello, la visita al Museo del Genocidio de Phonom Penh, o S-21, o Tuol Sleng, puede ilustrar –quizá en exceso– la etapa de los Jemeres Rojos en Camboya.

Antes de la llegada del Régimen de los Jemeres Rojos o Khmer Rouge, el país sufría continuos enfrentamientos entre los comunistas camboyanos con vietnamitas y Estados Unidos.

Para la Comunidad Internacional los Jemeres Rojos llevaban a cabo una ideología comunista basada únicamente en la agricultura, y en cierto modo, hasta parecía respetable. De hecho, hasta 1991 el lugar de Camboya en la Asamblea General de la ONU fue ocupado por los Jemeres Rojos. Y por increíble que pueda parecer, Pol Pot y la mayoría de líderes del Régimen han muerto sin ser juzgados.

La realidad no podía ser más distinta: más de dos millones de personas, casi un cuarto de la población de Camboya en esa fecha, fueron asesinadas por el Régimen entre 1975 y 1979. Su ideología propugnaba relanzar el país centrando su economía exclusivamente en la producción agrícola, adoptándola hasta tal extremo que se cometieron atrocidades como prohibir la educación, matar a todos los intelectuales, extranjeros y personas que no se dedicasen al cultivo del arroz. Todo aquel que no cumpliera con su deber de cultivar la tierra era acusado de espía y torturado hasta que nombraba a todos sus familiares y conocidos. Posteriormente buscarían y asesinarían también a todos ellos. De ese modo se aseguraban que no quedaba nadie con vida para tomar represalias contra el Régimen.

El Ejército de Vietnam tomó el país en 1979 poniendo fin al Régimen de los Jemeres Rojos, aunque la liberación del pueblo camboyano no fue tan sencilla, y mucho menos empezar de nuevo, después de tanto sufrimiento.

A pesar de haber leído y haber visto el documental sobre el S-21, The Khmer Rouge Killing Machine, creía que tenía que visitar el sitio para acercame más a lo sucedido. Lo que allí se ve y se siente no es recomendable para personas sensibles. De hecho mi intención era visitar también el S-24, otro de los lugares de exterminio, pero tras el S-21, pensé que ya era más que suficiente.

Para añadir un toque más desagradable, si cabe, el Museo del Genocidio fue instalado en un instituto de Phnom Penh, llamado Tuol Svay Prey, pero que el propio Régimen había cerrado al haber prohibido la educación. En 1975 decidieron convertirlo en la Prisión de Seguridad 21, o S-21, o Tuol Sleng.

El antiguo colegio de dos módulos, se había convertido en uno de los centros de interrogatorio y aniquilación del Régimen. Dividieron las clases con tabiques en minúsculas celdas donde hacinaban a los condenados como espías hasta que llegaba la hora del interrogatorio. Éste tenía lugar en otras "aulas" donde todavía quedan los utensilios para torturarlos, hasta que mencionaban a sus más allegados, que posteriormente también serían capturados y acusados de espías.

Todas estas celdas pueden visitarse, junto con el antiguo patio de recreo, donde tenían lugar las torturas. Aquí se leen las antiguas normas, muy estrictas, para los presos y para los guardias. Los pasillos que daban a este patio siguen sellados con alambres. Así lo hicieron para evitar los suicidios antes del interrogatorio.

Al quedarse sin sitio para seguir enterrando cadáveres en los alrededores del S-21, comenzaron a derivar presos a otras prisiones de seguridad, como el S-24.

Hay habitaciones con la cama, manchas en el suelo, el cojín, esterilla y una foto en blanco y negro de un cadáver en algunas celdas. Corresponden a las fotos que tiraron los soldados vietnamitas a los últimos asesinados cuando llegaron al S-21, tras acabar con el Régimen.

Años después, cuando se transformó en museo, algunas de las clases fueron habilitadas para rendir homenaje a los allí fallecidos. También se exponen restos óseos y fotos de los capturados y testimonios de los escasos supervivientes. Curiosamente, cuando capturaban a los supuestos espías les tomaban una foto y documentaban todo su historial.

La entrada al S-21 cuesta 2$. El horario es de 8 a 17:30.

Fotos | Mar Serrano En Diario del Viajero | Recorrido a pie por Phnom Penh, Camboya

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