Caminos de India: el final del Viaje.

Nueva Delhi es una ciudad impresionante, ya no por su extensión si no por ser la séptima ciudad más poblada del mundo, y eso se nota. La comparación que yo hago es del 2010 con el 2007 y me ha parecido que ha crecido muchísimo en cuanto a su población y tráfico.

La contaminación está a la orden del día, el caos organizado de la circulación pondrían los pelos de punta a más de un suizo, moverse por una de las ciudades más antiguas del mundo es toda una experiencia para la vista, el oído y el olfato.

Intentar cruzar una calle ancha es toda una odisea; los coches llevan los retrovisores ¡por dentro. Si, no hay ni uno que tenga el retrovisor exterior en su sitio, supongo que es para no estar reparándolos continuamente, ya que todos pasan muy, muy cerca, casi rozando unos a otros.

El sonido de los cláxon es continúo, lo hacen en vez de señalizar un giro con los intermitentes, que aunque están en el coche, no los una nadie. Es algo así como “piiii,piiii” que significa “que voyyyyy”. Imaginar si está instaurado esto de pitar para avisar, que muchos vehículos como los camiones, furgonetas o ricksaws llevan una leyenda en la parte trasera “Blow me, please“, o lo que es lo mismo, “pita, por favor”.

Esto, unido a el ruido de los motorres de los antiquísimos ricksaws, furgonetas y taxis…el caos está servido. Aún así pocos accidentes hay para tanto tráfico, cosa que no deja de asombrarme a cada minuto. Y ser peatón, es como ser suicida, no te respetan ni en los pasos de peatones que casi ni existen y los coches van y vienen pasando en muchas ocasiones de las luces de los semáforos.

Una parada de autobuses que vienen de no se qué sitio se hace contra un largo muro, supongo que de algún edificio oficial o un colegio, los pasajeros bajan desesperados y se ponen a hacer sus necesidades contra el muro, pasar por esa calle es insoportable debido al mal olor y la suciedad.

Pero Delhi y su parte nueva tiene cosas muy bonitas, sus hermosos parques cerca de la Puerta de la India o el centro con sus montones de tiendas, nos invitan a pasear y a comprar, o al menos a ver los escaparates de alguna tienda carísima de artesanía y muebles preciosos.

Las últimas compras las podemos hacer en la típica calle de comercios, en la zona antigua cerca de la estación central de tren. En estas callejuelas que parecen mercados las marañas de los cables cuelgan de un edificio a otro (siempre me he preguntado que si se le estropea la luz a uno, cómo sabrían dar con el cable en cuestión). Te venden de todo por todas partes.

Esta típica calle es una larga y rectilínea y está muy cerca de la Estación Central de tren y rodea uno de los mercados con más solera, el Chandni Chowk, además es un buen lugar para buscar hotel, ya que cada año se abren unos cuantos más, están limpios y sus precios son asequibles, además de estar en pleno centro de la actividad.

En Nueva Delhi puedes moverte en un magnifico, limpio y fresco metro, muy parecido al de Madrid (creo que lo han copiado) que además y pese a la influencia inglesa, se llama “Metro” y no “Subway”. Además de los típicos monumentos como la Puerta de la India, la mezquita Jama Masjid o el Fuerte Rojo, la zona del centro de la ciudad nueva, Conaugh Place, es perfecta para las compras más caras y poder comer en algún restaurante más europeizado.

Pero lo realmente interesante es colarse por las callejuelas y observar como viven los habitantes de esta gran ciudad. En muchas calles si te ven con la cámara de fotos te pedirán que te vayas…pero no hay que hacer mucho caso, así podrás ver como planchan con unas antiguas planchas de carbón, como se divierten los pequeños y como todo está plagado de viejas motocicletas.

Los hindis son muy coquetos y cada vez que saques una foto te van a pedir que se la enseñes. Las mujeres son muy bellas y en las puedes ver trabajando en una zanja a pie de calle como cualquier obrero, eso si, con los niños al lado.

Si eres un aventurero y decides llegar a Nueva Delhi en coche, vas alucinar. Bandadas de aves rapaces que parecen buitres sobrevuelan las montañas, y digo montañas tipo monte, de basuras. En estos lugares viven más personas, que se encargan de separar plásticos, metales, restos de materia orgánica… son las “plantas recicladoras” de esta enorme urbe.

El viaje ha sido duro, mucho más que hace dos años. Ha hecho mucho calor, humedad y hemos visto de todo. El sabor de boca es bueno, como el de una buena aventura, pero la India da mucho que pensar. Sobretodo en lo afortunados que somos por vivir en un continente desarrollado, con servicios y sin que nos falte el agua potable o la comida.

La palabra con la que definiría a este pueblo religioso, clasista y entrañable es la dignidad, de la que hacen gala a cada minuto. Me voy con tristeza por dejar el camino, pero con la alegría de volver a mi mundo para poder volver a venir, la India engancha. ¡Hasta la próxima aventura!

Caminos de India

1. El Kumba Mela
2. De Haridwar a Rishikech
3. Rishikech y la meditación
4. Mathura
5. Barsana
6. Falen
7. De vuelta a Mathura
8. Agra
9. Jaipur
10. A Delhi en tren

Imágenes | Alicia Sornosa y Antonio Mulero
En Diario del Viajero | India

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