Zipaquirá, la Catedral de Sal

La catedral de sal de Zipaquirá llama a más de 50.000 visitantes cada mes y si te pasas por Bogotá, te queda a poco más de 1 hora de viaje para conocerla.

El mundo fantasmagórico de esta mina de sal subterránea te atrapa nada más entrar en ella. Desde la luz del día, a la oscuridad de subsuelo, poco a poco una luz fluorescente inunda las paredes de la Catedral de Sal de Zipaquirá, una monumental obra de arte construida por los mineros con sus propias manos.

Este gran complejo se encuentra en el pueblo de Zipaquirá, capital del departamento de Cundinamarca a pocos kilómetros de Bogotá, a 2.652 metros sobre el nivel del mar y dentro de las entrañas de la montaña de Zipa que lleva el nombre que ostentaban los máximos gobernantes de la Confederación Muisca.

Antes de entrar a la mina, la plaza del complejo muestra la imagen de la Virgen del Rosario de Guasá o la morenita, patrona de los mineros. A sus pies se encuentra la estatua del minero, que homenajea a los miles de obreros que trabajaron en la mina. De hecho, para realizar la catedral y el Vía Crucis, a 180 metros bajo el nivel de la entrada, hubo que remover aproximadamente 250.000 toneladas de roca de sal.

La Catedral de sal de Zipaquirá se inauguró en 1995 y desde entonces la han visitado más de 13 millones de personas de todo el mundo. Al entrar a la catedral se puede oler los minerales de sus muros y todo se envuelve en tinieblas. El nuevo sistema de iluminación recientemente inaugurado permite seguir el Vía Crucis por diversos túneles cavados en la roca de sal que desembocan en 3 amplias naves cada una con un altar, que representan el nacimiento y bautismo de Jesús, su vida y muerte y su resurrección.

Como en cualquier catedral, cada nave y altar están adornados con columnas y esculturas en este aso, cavadas en los muros de la mina de sal. Entre ellos hay una Piedad de rasgos indígenas, un Angel Guardián y una enorme cruz.

Otro lugar de interés para el visitante son los espejos de agua, las antiguas cavidades donde se depositaba el agua para que precipitara la sal. La iluminación crea reflejos sobre la superficie que se reproducen en las paredes dando la impresión de estar sumergidos en un mar fluorescente dentro de una caverna.

Además de la catedral, a los turistas se les ofrece como atractivo “El paseo del minero”, que recrea las duras condiciones de los trabajadores de la mina de Zipaquirá. El complejo está abierto de lunes a viernes de 9 a 16.30 hs y los sábados y domingos hasta las 17 hs. Los domingos hay misa a las 13 horas. La entrada cuesta entre 17 y 28.000 pesos (entre 6 y 10 euros).

Cerca de Zipaquirá se encuentra Nemocón otro pueblo con una impresionante mina de sal con mas de 500 años de historia. La mina tiene 800 metros de profundidad, cin una gigantesca cámara, espejos de agua, una cascada de sal y una fuente para dejar tu moneda y un deseo.

Y no falta la capilla, en este caso con una cúpula de roca que pesa más de 1 tonelada y donde se representa a la Tierra. Allí mismo se puede ver una enorme pieza de roca de sal de 1.600 kilos en forma de cristal facetado conforma de corazón por el minero Miguel Sánchez en la década de los años 60.

Fotos | Luchilu, Verino77, Kaiban Video | Youtube En Diario del Viajero | Orfebrería de Mompox, Colombia: unos souvenirs muy especiales.

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