Old Spanish Trail. USA de costa a costa. La Historia de los vencedores.

Dicen que la historia la escriben los vencedores. No siempre es así; en ocasiones el relato histórico que prospera es el de los vencidos, o el de quien se considera su heredero. Este fenómeno es particularmente nítido en Norteamérica. El indio tiene hoy muchos abogados. También tiene casinos. Recluido en reservas, allí goza de una particular soberanía que le habilita para legalizar el juego que está prohibido en el estado donde la reserva se haya. Gracias a los pingües beneficios obtenidos, la tribu vive sin trabajar y gracias a ello muchos indios vegetan en el alcoholismo y la obesidad.

El relato histórico en los Estados Unidos reclama hoy al indio como nativo original y sus derechos e imagen se respetan como legítimo habitante de una tierra que se vio invadida. Es un relato reciente, como todos los identitarios porque hasta hace nada el indio era el malo que asaltaba los carromatos de los esforzados pioneros anglosajones que llevaban la civilización al oeste. Menuda contradicción. ¿Cómo salvar a John Wayne, otrora héroe y ahora genocida?

El nuevo relato ha encontrado unos nuevos malos. Los españoles. La lectura histórica que uno puede encontrar ahora en Estados Unidos destaca el primigenio paso por estas tierras de la expedición en 1540 de Hernando de Soto, explorando estados tan alejados de México como Georgia, pero aun destacando lo intrépido de su aventura en pleno siglo XVI, no se deja de apuntar en placas como esta del Lago Carter que los indios fueron combatidos, esclavizados e infectados por enfermedades.

Lo curioso es que a pocas millas de esta placa encontramos otra donde se recuerda la construcción en 1838 del Fuerte Gilmer . La leyenda escrita apenas menciona de pasada que los indios fueron “movidos” y que los más reacios se “guardaron” en este fuerte. Llama la atención que el mismo organismo que ha erigido ambas placas utilice palabras tan claras como esclavizar, contagiar o combatir” en el caso de Hernando de Soto pero que a una auténtica limpieza étnica y deportación masiva con miles de muertos por hambre y agotamiento, realizada nada menos que a mediados del siglo XIX, la llame “movimiento” y que a la inauguración del concepto de campo de concentración lo llame “fuerte” para “guardar”.

Afortunadamente los indios no olvidan y a ese “movimiento” que impuso el Presidente Jackson para quitarse de en medio a las tribus civilizadas que estaban prosperando económicamente y dejar así las tierras más fértiles a los miles de nuevos granjeros blancos, lo llaman sin eufemismos: The trail of tears. O sea, el camino de las lágrimas">.

La Historia la escriben los vencedores. Pero no siempre del mismo modo.

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