El día 1 de agosto partimos hacia San Francisco para visitar a unos amigos que ahora residen allí.
Nada más aterrizar, una serie de conceptos fueron registrados por mis sentidos. Flores en el pelo, amor libre, movimiento contracultural, hippies, Berkeley, psicodelia, Summer of Love, banderas arcoiris, pelo largo, Beat Generation…, pero también una inmensa variedad de snacks.
A las pruebas fotográficas me remito:
Sí, exentos de grasas saturadas dos snacks deliciosos que a todas luces son insanos hasta la médula. Es una de tantas contradicciones de California. Como que la marihuana está prohibida pero es relativamente sencillo conseguirla bajo prescripción médica (incluso hay máquinas expendedoras de marihuana).
Como que las calles están repletas de homeless alcoholizados o locos (o ambas cosas a la vez) que avanzan como zombis, pero de dos a seis de la mañana se impone la Ley Seca en bares, discotecas y establecimientos varios (incluso se impuso durante la jornada de reflexión pre-electoral o se propuso durante la visita del Papa).
Y así.
California, Estados Unidos, y particularmente San Francisco, es un lugar de contrastes jalonado de contradicciones. Por eso, en la hippie San Francisco, en una tienda Urban Outfitters, pude toparme con toda clase de artículos esencialmente inútiles, profundamente caprichosos, producto de una política consumista recalcitrante, entre los que destaco: una lata de carne de unicornio (en realidad es una lata para adornar tu casa), cubitos de hielo en forma de cartuchos de fusil, rotuladores para pintar sobre la comida e identificadores de vasos para fiestas (y su versión Alcohólicos Anónimos). Todo ello mientras sonaba Fatboy Slim y su tema Sho´Nuff.
Por eso estoy aquí. Porque las cosas más interesantes de la vida residen en las contradicciones. O no.
Pero aquí no acaba todo. En las próximas entregas de este especial sobre los rincones de California y alrededores y/o mis escrutinios a todo lo que me rodea os iré desgranando más detalles de este lugar lleno de contradicciones. Recordad que serán miradas muy personales, rincones que no suelen aparecer en las guías de viajes al uso (y que me han sugerido amablemente amigos locales) y, en general, un intento de que sintáis que estáis viajando conmigo (o, en un futuro próximo, podáis ver con vuestros ojos lo que yo vi).
Todo ello acompañado, naturalmente, de friquismo, alta cultura, buena comida (y muy mala), curiosidades, literatura, ciencia y humor.
En Diario del Viajero | Instantáneas de California Fotos | Sergio Parra